El lunes, el Vaticano declaró que las prácticas de confirmación de género y gestación subrogada constituyen serias amenazas a la dignidad humana, colocándolas en paralelo con el aborto y la eutanasia como acciones contrarias al plan divino para la vida humana.
La oficina de doctrina del Vaticano publicó “Dignidad Infinita”, un documento de 20 páginas que fue desarrollado durante cinco años. Tras una extensa revisión en los últimos meses, fue aprobado el 25 de marzo por el papa Francisco, quien ordenó su difusión.
En la sección de mayor interés, el Vaticano reafirmó su oposición a la “teoría de género”, argumentando que el género de una persona es inmutable según la creación divina, que establece diferencias biológicas entre hombres y mujeres. El documento advirtió contra cualquier intento humano de modificar este plan, advirtiendo que cualquier operación de cambio de sexo corre el riesgo de violar la dignidad inherente que cada persona recibe desde su concepción.
La Iglesia diferenció entre las cirugías de transición, que rechazó, y las “anomalías genitales” presentes al nacer o que se desarrollan posteriormente, permitiendo su corrección con la ayuda de profesionales médicos.
El documento, cuya existencia se había rumoreado desde 2019, fue confirmado recientemente por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe y cercano colaborador del papa. Se presentó como un gesto de aproximación a los conservadores después de la firma de un documento más controvertido que permitía bendiciones a parejas del mismo sexo, lo que generó críticas de obispos conservadores en todo el mundo, especialmente en África.
El documento también señaló a los países, muchos de ellos en África, que penalizan la homosexualidad, alineándose con las declaraciones de Francisco en una entrevista con The Associated Press en 2023, donde afirmó que ser homosexual no es un delito y convirtió esa postura en doctrina católica.
El nuevo documento condena como contraria a la dignidad humana la encarcelación, tortura o privación de vida de personas debido a su orientación sexual, y amplía las preocupaciones del papa Francisco sobre la pobreza, la guerra, el tráfico de personas y la migración forzada.
En una nueva posición, afirma que la gestación subrogada viola la dignidad tanto de la gestante como del bebé, centrándose en el derecho del niño a tener un origen humano genuino y no artificialmente inducido. El documento subraya que el deseo de tener un hijo no puede prevalecer sobre el respeto a la dignidad del niño como receptor del don de la vida.
El Vaticano había expresado previamente su postura sobre el género en 2019, rechazando la idea de que las personas puedan elegir o cambiar su género y enfatizando la complementariedad de los órganos sexuales masculinos y femeninos en la creación de nueva vida.
El nuevo documento, emitido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cita el documento de 2019 pero adopta un tono menos confrontativo. Además, omite las formulaciones del documento doctrinal de 1986 que calificaban las acciones homosexuales como “intrínsecamente desordenadas”, aunque aboga por el respeto hacia las personas homosexuales.
El reverendo James Martin, defensor de la inclusión de personas LGBTQ+ en la Iglesia católica, comentó que la terminología empleada sobre el género era similar a la de declaraciones anteriores. Sin embargo, celebró la condena a leyes y violencia contra las personas LGBTQ+.
El documento fue criticado por grupos de cristianos trans, quienes lo consideraron perjudicial y carente de consideración hacia las experiencias reales de las personas trans, especialmente en su distinción entre personas trans e intersexuales.
Este pronunciamiento se produce en un contexto de creciente hostilidad hacia las personas trans en lugares como Estados Unidos, donde legislaturas estatales de mayoría republicana están considerando leyes que restringen la atención médica a jóvenes trans y debaten sobre cuestiones como pronombres, acceso a baños escolares y participación en equipos deportivos juveniles, así como normativas sobre libros y planes de estudio escolares.
Mara Klein, activista trans, criticó el documento por su falta de sensibilidad y destacó la hipocresía percibida en su evaluación de la atención médica de confirmación de género frente a las intervenciones quirúrgicas sobre personas intersexuales.
Aunque Francisco ha abogado por la inclusión de personas LGBTQ+ en la Iglesia católica, también ha denunciado la “teoría de género” como una ideología peligrosa que amenaza con borrar las diferencias entre hombre y mujer establecidas por Dios. Ha advertido contra la influencia de esta ideología occidental en el mundo en desarrollo, describiéndola como una forma de “colonización ideológica”.
El nuevo documento, al tiempo que refleja posturas anteriores del Vaticano, refuerza el compromiso de la Iglesia con la defensa de la vida y la dignidad humanas, pero ha generado críticas por su enfoque hacia las personas LGBTQ+ y su percepción de las intervenciones médicas relacionadas con el género y la gestación subrogada.