Algunos pacientes que padecieron un cuadro prolongado de Covid-19 aseguraron haber tenido un síntoma extraño y poco común: la parosmia. Se trata de un factor que, más allá de estos casos reportados, comienza a repetirse entre los trabajadores de la salud en Reino Unido.
El profesor Nirmal Kumar, cirujano de oído, nariz y garganta, dijo a la agencia británica PA Media que este trastorno del olfato parece estar afectando particularmente a los jóvenes ya los trabajadores de la salud.
En la parosmia, los pacientes sufren un cambio en la percepción normal de los olores, por ejemplo, cuando se distorsiona el olor de algo familiar, o cuando algo que normalmente le agradaba de repente se vuelve desagradable.
Kumar, presidente de la Asociación Británica de Otorrinolaringología (ENT), fue uno de los primeros médicos en advertir, en marzo pasado, de la anosmia -pérdida total del olfato- como síntoma del nuevo coronavirus.
Después de tratar y estudiar a pacientes con anosmia a largo plazo, el profesional notó que algunos se estaban recuperando solo para luego experimentar parosmia.
“Esta mañana vi a dos pacientes con parosmia. Uno dijo que podían oler a pescado en lugar de cualquier otro olor, y el otro puede oler a quemado cuando no hay humo alrededor”, contó, en declaraciones citadas por el medio británico The Sun.
“Ambos son trabajadores de la salud, debido a la exposición al virus en los hospitales. Creemos que hay una mayor incidencia en los jóvenes. A algunas personas, realmente les molesta. Lo llamamos virus neurotrópico”, señaló Kumar.
“Lo que esto significa es que el virus está afectando los nervios en el techo de la nariz, es como un shock para el sistema nervioso y los nervios no funcionan”, explicó.
Los casos de parosmia tras el Covid-19
Daniel Saveski, un banquero de 24 años que vive en Londres, dijo que perdió el sentido del gusto y el olfato durante dos semanas en marzo. Pero desde entonces ha estado sufriendo parosmia. Precisó que las cosas de olor fuerte como los contenedores de residuos ahora tienen un olor a quemado, similar al azufre, o que huelen “a tostadas”.
“Ha disminuido mi disfrute de la comida y es un poco deprimente no poder oler ciertos alimentos”, afirmó el hombre.
Por su parte, Lynn Corbett, administradora de un agente inmobiliario, dijo que estaba “conmocionada” al despertarse en su cumpleaños número 52 en marzo con “absolutamente ningún olor ni sabor”.
“Desde marzo hasta finales de mayo no pude saborear nada; honestamente creo que podría haber mordido una cebolla cruda tal fue mi pérdida del gusto”, añadió. Si bien recordó que su sentido del olfato regresó en junio, “nada olía como debería”.
A su vez, Marta Batista, de 21 años, contrajo coronavirus en marzo y desde entonces no ha podido disfrutar de una comida ni oler nada más que “plástico podrido”.
Uno de los casos más comentados es el de Sarah Govier, quien trabaja en el hospital William Harvey. Su experiencia con el Covid-19 la inspiró para crear su grupo de Facebook llamado “Covid Anosmia / Parosmia Support Group”, que ahora tiene más de 4.000 miembros de todo el mundo. Ella reveló cómo el ajo y las cebollas le recuerdan a una mezcla de perro mojado, mientras que el pastel de chocolate sabe tan mal que tiene que escupirlo.
Govier también comparó el sabor de la carne con el jabón o el perfume floral, señaló que la pasta de dientes sabe más a nafta que a menta y que el café parece humo de cigarrillo.