El impactante suceso ocurrió en España el pasado 13 de junio en el piso 26 del edificio de la empresa de call center Konecta, cuando una trabajadora de 56 años colapsó y perdió la vida durante su jornada laboral. A pesar de la trágica situación, los servicios médicos declararon a la mujer fallecida en el lugar y, sorprendentemente, los trabajadores fueron obligados a continuar con sus tareas mientras el cadáver permanecía en el mismo espacio.
Según la versión de la empresa, Konecta afirmó que no se obligó a ningún empleado a quedarse en el lugar y que se les había ofrecido la opción de trabajar desde casa o trasladarse a otro piso. La compañía incluso emitió un comunicado oficial para abordar el incidente. Sin embargo, los empleados presentes durante el suceso aseguraron haber sido forzados a continuar atendiendo llamadas durante al menos dos horas, hasta que finalmente retiraron el cuerpo sin vida de su compañera.
Los sindicatos tomaron cartas en el asunto y ya se encuentran trabajando para resolver esta situación alarmante. Insitaron a Konecta a establecer un protocolo claro para casos similares y garantizar el respeto y la dignidad de los trabajadores en circunstancias tan delicadas.
Según afirmó Rocío Camacho, delegada de la CGT (Confederación General del Trabajo), los responsables de planta instruyeron a los empleados a seguir contestando las llamadas de los clientes de Iberdrola, considerándolos “trabajadores esenciales”.
Inma, la trabajadora fallecida, comenzó a sentirse mal alrededor de las 12:30 del mediodía, durante su turno de la mañana. A las 12:43, la primera ambulancia del Samur llegó al lugar y los sanitarios intentaron reanimarla ante la sospecha de un infarto. Tras treinta minutos de intentos infructuosos, la mujer fue declarada muerta, pero su cuerpo permaneció en el suelo, junto a su escritorio, a la espera de la orden de levantamiento del cadáver por parte de un juez de guardia. El levantamiento finalmente ocurrió a las 16:00 horas, mientras tres trabajadoras continuaban atendiendo llamadas.