Moldavia, país que limita con el sur oeste de Ucrania y que es atravesado por una región “rebelde” que responde a la Federación Rusa, se encuentra en estado de alerta máxima por la intensidad de las últimas protestas anti-OTAN que se han desatado en medio de las fuertes presiones que está ejerciendo la alianza a sus miembros y aliados externos.
Aunque el país no es miembro de la alianza, es parte de sus “aliados externos” desde hace algunos años, pero no ha solicitado formalmente la adhesión ya que su población se ha manifestado históricamente en rechazo al abandono de la neutralidad. Sin embargo, la presidente de Moldavia, Maia Sandu, ha decretado en las últimas horas un “estado de alerta” debido al crecimiento considerable de las protestas que le exigen a su gobierno permanecer al margen de la guerra.
Lo complejo de la situación se manifiesta en la región rebelde de Transnistria, que abarca una franja divisoria entre el territorio moldavo y el ucraniano y que es, según los informes posteriores a la Guerra Fría y a los que se han difundido en las últimas semanas, el mayor depósito de armas de la ex URSS del mundo. Esto toma mayor relevancia en las últimas horas, ya que Alemania, que había prometido un envío de armamento y municiones determinantes para el desarrollo del conflicto, declaró que sólo podrá enviar la mitad de los tanques.
A su vez, según las estimaciones de los servicios de inteligencia de Moscú y a la insistencia recrudecida del gobierno de Zelenski para acelerar la entrega de armas, al ejército ucraniano le están quedando pocas municiones y eso, en vistas de los avances del ejército ruso y en especial del Grupo Wagner en la región de Bajmut, ha exacerbado los ánimos de los miembros de la OTAN.
De esta forma, las existencias de Transnistria pasan a tomar un papel protagónico, ya que se encuentran bajo la custodia de las FF.AA. de la Federación Rusa, con lo cual si Ucrania quisiera hacerse de ese armamento, debería realizar un ataque militar directo y tomarlas por asalto, lo cual implicaría una escalada del conflicto a nivel regional mucho más compleja y, ciertamente, destructiva y duradera.
Sandu, por estos motivos, ha ordenado la contención de las protestas que no sólo se refieren a la OTAN, a los ejercicios conjuntos realizados con tropas estadounidenses en los últimos años y a la guerra, sino también al fuerte aumento del costo de vida que también están padeciendo los moldavos por las sanciones energéticas a Rusia.
Zelenski, por su parte, continúa de gira por Europa, exigiendo el envío inmediato de armas para continuar con una guerra en la que cada vez más son los que están perdiendo.