“El Monte del Templo es el sitio más importante para el pueblo de Israel, y mantenemos nuestra libertad de movimiento allí”, afirmó durante su visita en la jornada de ayer Ben Gvir, ministro del gobierno de Netanyahu, el más conservador y supremacista de la historia de Israel, condenado en el pasado por incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista.
Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abás, calificó la visita como una “desafío para el pueblo palestino, la nación árabe y la comunidad internacional”, que cruza una “línea roja” y que solo conducirá a “más tensión, violencia y a una situación explosiva”. En 2021, un grupo de judíos ortodoxos entró por asalto a la explanada, provocando graves incidentes con la comunidad árabe presente.
“El asalto de la mezquita de Al Aqsa por parte del extremista Ben Gvir no es un paso individual, sino que tuvo lugar con la aprobación de la coalición gobernante del poder ocupante, para implementar sus planes de judaización, cuyo objetivo es cambiar el carácter árabe-islámico de la Ciudad Santa en clara y flagrante violación de todas las resoluciones internacionales”, reaccionó también el presidente del Consejo Nacional Palestino, Ruhi Fattouh.
Según el “statu quo” vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la explanada- el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo reservado solo a algunos rabinos.
Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de los Lamentos -ubicado en uno de los laterales de la explanada-, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso -en el que se enmarca Ben Gvir- han cambiado esa recomendación y abogan por el rezo donde se levantó el Segundo Templo, provocando estas situaciones que incluso Washington condenó de “provocación”.
“Estados Unidos defiende con firmeza la preservación del ‘statu quo’ de los lugares sagrados de Jerusalén. Cualquier acción unilateral que ponga en peligro el ‘statu quo’ es inaceptable”, afirmó un portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca en las últimas horas, tras conocerse que el gobierno de Netanyahu defendió la intervención del ministro en la Explanada, a pesar de los antecedentes y de su promesa de no romper el statu quo.