Austria sorprendió al mundo con una medida restrictiva y repleta de polémica. Desde este 15 de noviembre, el gobierno de ese país ordenó el confinamiento de la población que no esté vacunada contra el Covid-19.
El canciller austríaco Alexander Schallenberg adelantó en una conferencia en Viena: “La situación es grave (...). No tomamos esta medida a la ligera, pero desgraciadamente es necesaria”.
Según informó la agencia AFP, alrededor del 65% de la población se ha inoculado con las dos dosis en Austria. Este porcentaje es inferior a la media europea, el 67%, y muy lejos de países como España (79%) o Francia (75%).
Schallenberg había definido esta cifra como “vergonzosamente baja” cuando dio a conocer el viernes este plan de confinamiento.
En definitiva, los dos millones de personas preocupadas no podrán salir de sus hogares, salvo para salir de compras, hacer deportes o recibir atención médica. Esta inédita medida se aplicará a todas las personas a partir de los 12 años.
Y para que se respete se realizarán controles inopinados “a una escala sin precedentes” en zonas públicas, según el gobierno, que pondrá en marcha patrullas policiales adicionales.
Los infractores recibirán multas de 500 euros (570 dólares), y los que se nieguen a someterse a los controles a una multa tres veces más alta.
El gobierno evaluará los resultados de estas medidas en un plazo de diez días, informó este domingo el ministro de Salud, Wolfgang Mückstein, y pidió a los reacios a vacunarse a que lo hagan lo antes posible.
Una comisión parlamentaria autorizó la medida el domingo por la noche, gracias al apoyo del partido conservador y de los Verdes, miembros de la coalición gobernante. La oposición votó en contra.
Cientos de manifestantes, opuestos a la medida, se reunieron frente a la cancillería por la tarde, con carteles que decían “no a la vacunación obligatoria”.
Las personas no vacunadas ya tienen prohibida la entrada a restaurantes, hoteles y peluquerías.
”Estoy aquí para enviar un mensaje: tenemos que luchar”, dijo Sarah Hein, de 30 años. ”Queremos trabajar, queremos ayudar a la gente, pero no queremos que nos vacunen. Depende de nosotros”, continuó su reclamo.
Otra manifestante, que se negó a dar su nombre, dijo: “¡Se está encerrando a gente que está sana!”.
La ciudad de Viena también ha sobresalido dentro de la UE por lanzar un programa de vacunación para niños de 5 a 11 años con la vacuna de Pfizer / BioNTech.
Hasta el sábado se ha reservado más de 5.000 citas para las primeras inyecciones previstas para el lunes.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está revisando los datos y aún no ha dado su aprobación.
No obstante, los países miembros tienen derecho a utilizar productos no autorizados en respuesta a una emergencia de “salud pública”.
También en Viena, para asistir a eventos festivos, culturales o deportivos con más de 25 personas o para salir a cenar, se exigirá a partir de ahora una prueba de PCR además de un certificado de vacunación o de recuperación.
El sábado se registraron más de 13.000 nuevos contagios de Covid-19 en este país de 9,8 millones de habitantes, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia que ha causado 11.700 muertos.
Europa se está viendo afectado por una nueva ola de la pandemia que ha llevado a varios países a restablecer las restricciones, como Países bajos y Noruega.