Esta semana se conoció la imagen del universo primitivo más clara hasta la fecha, que se remonta a 13.000 millones de años. La misma fue tomada por el telescopio espacial James Webb de la NASA.
El Webb fue lanzado en diciembre de 2021 desde la Guayana Francesa en un cohete Ariane 5. Tras un viaje de 1,6 millones de kilómetros de la Tierra, se encuentra orbitando el Sol en una región del espacio llamada segundo punto de Lagrange.
Permanece en una posición fija en relación con la Tierra y el Sol, con una necesidad mínima de combustible para las correcciones de rumbo.
Se trata de una maravilla de la ingeniería. El costo total del proyecto se estima en 10.000 millones de dólares, lo que convierte al Webb en una de las plataformas científicas más caras jamás construidas, comparable al Gran Colisionador de Hadrones del CERN.
El espejo primario del telescopio tiene más de 6,5 metros de ancho y está formado por 18 segmentos de espejo recubiertos de oro. Al igual que una cámara sostenida en la mano, la estructura debe permanecer lo más estable posible para lograr las mejores tomas.
Piezas claves del James Webb
Los instrumentos del telescopio James Webb se enfocan mediante infrarrojos. La ‘NIRCAM’ es la que se encarga del espectro infrarrojo y es la primera en identificar la detección de la luz del proceso de formación de las estrellas y galaxias.
Según informó 20 Minutos, la Agencia Espacial Europea (ESA) diseñó dicho instrumento con la ayuda de Airbus para proporcionar software, electrónica y cableado criogénico. Por otro lado, ‘MIRI’ posee un espectrógrafo y una cámara capaces de registrar las galaxias, estrellas y cometas.