Detuvieron a un dentista acusado de envenenar a su esposa con cianuro para empezar una nueva vida con su amante. Los investigadores aseguran que se trató de un “asesinato atroz, complejo y calculado”.
Ocurrió este fin de semana en la ciudad de Aurora, en Estados Unidos. James Toliver Craig, de 45 años, llevó a su esposa y madre de sus hijos al hospital. La mujer, de 43 años, sentía mareos y tenía fuertes dolores de cabeza.
Ni bien entró a la guardia del hospital, el estado de la mujer comenzó a empeorar. Los médicos la internaron en la unidad de terapia intensiva, pero poco tiempo después declararon que tenía muerte cerebral.
En la mañana del domingo los médicos le sacaron el soporte vital y Angela finalmente falleció. Sin embargo, la muerte de la mujer dejó muchas dudas y la Unidad de Homicidios de la Policía de Aurora inició uina investigación.
Las pericias demostraron que la mujer había sido envenenada y por el hecho detuvieron a su esposo. “Cuando salieron a la luz los detalles sospechosos de este caso, nuestro equipo de oficiales y detectives de homicidios trabajaron incansablemente para descubrir la verdad detrás de la repentina enfermedad y muerte de la víctima”, dijo el comisario Mark Hildebrand en un comunicado.
Los investigadores también descubrieron que el dentista había llevado a su amante, una ortodoncista de Texas con la que había intercambiado correos electrónicos “sexualmente explícitos”, a Denver mientras la madre de sus seis hijos estaba internada en el hospital.
El historial de búsqueda delató al odontólogo asesino
Las sospechas del departamento de Policía eran ciertas. Tras detener al sujeto consiguieron una orden para revisar su casa y en su computadora encontraron un detalle revelador. Craig había buscado tipos de venenos que podían matar a las personas sin ser detectados.
Gracias a su licencia médica había comprado en internet frascos de arsénico, cianuro y oleandrina, tres productos mortales. El paquete llegó a su oficina dos días antes de que Angela fuera internada.
Los expertos creen que el dentista envenenó a su esposa con batidos de proteínas a los que les fue agregando las toxinas. Finalmente, para asegurar su muerte, el hombre le dio cianuro de potasio.
El hombre se podría haber salido con la suya, pero no contó con que una de sus colegas había abierto el paquete por error descubriendo el frasco con cianuro en su interior. Cuando se enteró que Angela había ingresado al hospital, la mujer dio aviso a las autoridades.