A tres meses de las elecciones presidenciales de Brasil, los dos favoritos, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el actual mandatario Jair Bolsonaro, realizaban actos de campaña el último fin de semana en Salvador de Bahía, al noreste del país. Ambos contaron con fuertes dispositivos de seguridad.
El actual mandatario se reunió con sus simpatizantes en el faro de la playa de Barra, punto de partida de una procesión de decenas de motos de unos dos kilómetros a lo largo de la costa, en el sur de la ciudad, que lo acompañaron durante la jornada. Durante la elección de octubre, “lo que está en juego es nuestro bienestar y nuestra libertad”, lanzó Bolsonaro desde una plataforma, antes de subirse también él a una moto.
“Venceremos juntos (...) y pintaremos de verde y amarillo las calles de nuestra querida ciudad de Salvador”, agregó el ex capitán del Ejército, que repuntó en las encuestas durante los últimos meses, entre otros motivos debido a que el ex juez Moro se bajó de la carrera presidencial y sus simpatizantes se volcaron a apoyar a Bolsonaro.
Al mismo tiempo, Lula estaba en Largo da Lapinha, 10 km más al norte, donde se realizaba una procesión de a pie, para celebrar el aniversario de la independencia del estado de Bahía.
Durante un discurso de cerca de media hora, Lula elogió “la extraordinaria capacidad de resistencia del pueblo brasileño (...) para sobrevivir a la política de destrucción masiva del actual gobierno”, estableciendo así una posición ofensiva de campaña para alcanzar la presidencia nuevamente.