Investigadores de la Universidad de El Cairo dieron detalles sobre la momia de “la mujer que grita”. El cuerpo fue hallado en 1935 en la tumba de un arquitecto real en Deir Elbahari, Egipto.
La expresión en su cara había impactado a los científicos y a todos los que la habían observado. La investigación, liderada por la doctora Sahar Saleem y publicada en la revista Frontiers in Medicine, afirma que la expresión o el “grito” fue el resultado de un espasmo cadavérico.
Se trata de una forma de rigidez muscular causada por muertes violentas bajo estrés extremo. “La expresión facial de la momia en este estudio podría leerse como un espasmo cadavérico, lo que implica que la mujer murió gritando de agonía o dolor”, explicó Saleen.
“Esta mujer momificada es una auténtica ‘cápsula del tiempo’ de su muerte, que revela algunos de los secretos de las momificaciones”, siguió. El equipo descubrió que el cuerpo fue enterrado con enebro e incienso. Eran productos costosos y, en aquel entonces, se importaban del Mediterráneo oriental y del sur de Arabia.
También llevaba una peluca hecha con fibras de palmera datilera, que estaban tratadas con materiales entonces caros, como el cuarzo, magnetita y cristales de albita.
“Las notas de la excavación mencionaban que llevaba dos anillos con escarabajos de jaspe engastados en oro y plata respectivamente. El material utilizado para estos amuletos y joyas denota la riqueza y el estatus socioeconómico de la persona”, agregó.
Aunque la mujer no fue identificada, le encontraron en la tumba familiar de Senmut, un arquitecto real. “Senmut fue un estadista muy poderoso en la época de Hatshepsut y el maestro de su hija, la princesa Nefrure. El entierro familiar contenía a la madre de Senmut, Hat Nufer, y a su padre, Ra Mose”, dijo Saleem.