Shangai, la ciudad más grande de China, está sufriendo un importante brote de casos por coronavirus, por lo que se ha decidido la cuarentena estricta nuevamente. Entre las imágenes de la web se puede ver la compleja y desesperante situación que viven los ciudadanos chinos.
Un particular video que fue compartido en las redes sociales muestra los gritos desgarradores provenientes de un rascacielos. Ese lugar lleva más de diez dias cerrado y sus habitantes viven momentos desesperantes.
A través de la plataforma del pájaro azul, Twitter, un epidemiólogo llamado Eric Feigl-Ding explica la situación: “El narrador se preocupa de que haya grandes problemas. En dialecto shanghainés, predice que la gente no podrá aguantar mucho más y adelanta que puede suceder una tragedia”.
Desde que se desató la pandemia en Wuhan, Shanghai ha tenido el peor brote de casos y las autoridades apostaron por medidas extremas para frenar las infecciones. Masivas pruebas y testeos, hasta cierres de edificios son algunas de ellas.
La situación es tan dificil de manejar como de vivir ya que los 25 millones de habitantes se encuentran encerrados en sus casas hace 22 días. De esta forma, luchan por conseguir los alimentos básicos para poder sobrevivir.
Según los funcionarios de salud pública, la variante ÓMICRON es tan infecciosa que no puede ser detenida con cuarentena estricta. Aún así, el régimen chino optó por esa opción para los habitantes de la ciudad.
En un intento desesperado por evitar la propagación del virus, las autoridades permitieron solo una salida diaria para que los vecinos puedan salir de casa a conseguir su alimento. Además, los niños infectados han sido separados de sus familias.
A pesar de la dificultad de la metodología, las autoridades han hecho llegar paquetes con huevos, leche, verdura y carne a los residentes. El problema es que los conductores están bloqueados y las aplicaciones de reparto no pueden seguir el creciente ritmo de personas que necesitan de los productos.
La estrategia china de cero contra el virus está sometida a una presión extrema a medida que el virus se extiende por todo el país, con otro brote en el noreste. Hasta el mes de marzo, China había conseguido mantener el número de casos diarios en dos o tres dígitos, con duros cierres localizados, pruebas masivas y restricciones de viaje. Pero la última semana, el número de infecciones diarias alcanzó tasas no vistas desde mediados de febrero de 2020.
