Los creían casi extintos, pero reaparecieron en la naturaleza 50 años después. Como sucedió con muchos animales que acompañaron a la especie humana en su historia, algunos canes mantuvieron características de sus antepasados tras separarse de los lobos. Es el caso de los perros cantores, que volvieron a ser vistos en Nueva Guinea.
La última vez que un perro cantor fue visto en estado salvaje fue en la década de los ’70. Si bien los nativos informaron sobre numerosos avistamientos, nunca hubo verificación científica. Recién en 2012, un guía de ecoturismo que llevaba a un cliente a las montañas de Papúa Occidental fotografió a un perro en una zona remota. Pero no fue hasta 2016 que 15 ejemplares fueron localizados y fotografiados cerca de Grasberg, la mina de oro más grande del mundo.
Al principio se creía que esos sigilosos animales eran perros salvajes de las tierras altas, considerada otra especie aún más rara y antigua con la que se suponía los perros cantores estaban emparentados. En 2018, los científicos pudieron recoger muestras biológicas de tres de ellos para extraer su ADN.
“La prueba real proviene de los estudios nucleares que muestran que, a nivel de ADN, el perro salvaje de las tierras altas de Indonesia coincide con el de los perros cantores cautivos [hay unos 200 o 300 ejemplares], lo que quiere decir que este no está extinto en la naturaleza”, explicó Elaine Ostrander, autora principal del estudio publicado en la revista PNS e investigadora en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI), parte de los Institutos Nacionales de Salud, la Universidad Cenderawasih en Indonesia y otros centros académicos.
No obstante, como aclararon los investigadores, los perros salvajes y los que están en cautividad no tienen genomas exactamente idénticos debido a su separación física durante varias décadas y la endogamia entre los perros cantores de Nueva Guinea cautivos. En síntesis, el descubrimiento puede ayudar a generar una verdadera población de perros cantores, preservando la raza original.
Los perros cantores tienen el tamaño de un perro mediano y son capaces de emitir sonidos únicos que se asemejan, por su armonía, a los de los lobos y hasta los de las ballenas.
“Exhiben aullidos tonales inquietantes, con modulaciones frecuentes dramáticas que no son características de ningún otro cánido. Los grupos a veces aúllan en armonías bien definidas”, precisó James McIntyre, coautor del estudio.
Según destacó ABC.es, la preservación del perro cantor resulta muy interesante para los científicos, ya que, como dijo Ostrander, estos animales se separaron del resto de perros domésticos modernos mucho antes de que se definieran las razas y pueden representar “algunas de las formas más antiguas que adoptaron los perros cuando se separaron de sus antepasados los lobos”.