La situación de los migrantes y solicitantes de asilo en Libia está empeorando, con un aumento de asesinatos, redadas, expulsiones sin debido proceso y detenciones en condiciones inhumanas, advirtió la tarde de ayer Naciones Unidas.
La portavoz de la oficina de DDHH de la ONU, Marta Hurtado, puso como ejemplo la reciente redada a un asentamiento de migrantes en Gergaresh, a unos 12 kilómetros de la capital Trípoli, en el que 5.000 hombres, mujeres y niños fueron detenidos y se hizo uso de la fuerza de un modo desproporcionado, lo que causó al menos un muerto y cinco heridos.
“Todos los detenidos han sido llevados al centro gubernamental de detención de Al Mabani, en Trípoli, hacinados en celdas sin apenas acceso a comida o agua”, destacó este martes en rueda de prensa. En otro incidente relacionado, unos 500 migrantes consiguieron escapar de otro centro de detención, el de Gheriyan, el pasado 6 de octubre, y los guardias usaron munición para intentar detenerlos, causando al menos cuatro muertos y un número no confirmado de heridos.
Estos y otros incidentes similares ocurridos en la última semana “muestran la precaria situación, a veces letal, en la que viven los migrantes y solicitantes de asilo en Libia, al ser criminalizados, sistemáticamente detenidos en condiciones horribles, y sujetos con frecuencia a extorsión y abuso”, subrayó la fuente oficial.
Según informa la agencia EFE, la portavoz pidió a las autoridades libias que liberen a los detenidos arbitrariamente, investiguen las denuncias de uso desproporcionado de la fuerza y “reformen la legislación para despenalizar la entrada, estancia y salida irregular de personas” en el territorio nacional.