Las trabajadoras sexuales regresaron a la zona roja de Amsterdam el miércoles tras seis “aburridos” meses sin actividad debido a la pandemia de coronavirus.
Las trabajadoras sexuales ya pueden verse en sus vitrinas del lado de los canales por primera vez desde comienzos de diciembre, tiempo durante el cual, dicen, no tuvieron apoyo del gobierno.
Las habitaciones donde atienden a sus clientes lucen ahora anuncios oficiales sobre el Covid-19 adheridos a las paredes, donde se alerta a la gente sobre el lavado de las manos y el uso de mascarillas si lo desean.
“Estoy muy contenta de que abrimos de nuevo tras este largo tiempo sin trabajar”, afirma una trabajadora sexual Kelly. “Es muy agradable volver a ver a mis colegas y tener cierta regularidad en mi vida. Estar sentada en casa es muy aburrido”, agregó.
Crisis por el coronavirus
La prostitución es legal en Holanda, pero el gobierno la prohibió temporalmente junto con otras “profesiones de contacto” en diciembre durante la segunda ola de coronavirus.
Como resultado, muchas trabajadoras sexuales se vieron forzadas a trabajar ilegalmente, en condiciones carentes de seguridad, afirmó su sindicato.
Jeanne, otra trabajadora sexual, dijo que no estuvo bien que la actividad fuera prohibida cuando otras profesiones como la peluquería fueron autorizadas a abrir meses antes.
“Podemos enfermarnos y contaminar nuestros clientes, por lo tanto tenemos mucho cuidado con nuestra higiene”, dijo.
“Todo lo relacionado con lavar las manos y las demás medidas sanitarias las aplicamos desde antes”, agrega.
La zona roja ha sido desde hace tiempo uno de los principales lugares turísticos, aunque algunos locales se ven afectados por las aglomeraciones y el comportamiento de grupos de jóvenes.
“Ahora las chicas abren de nuevo, los bares abren de nuevo, es un paso adelante, estoy muy contento”, señala el dueño del bar, Davey Mell, de 27 años.
“Este ha sido un tiempo muy difícil para cualquiera aquí en Ámsterdam, especialmente en este distrito”, señala.