La viruela del mono, salvo pocas excepciones, se había limitado a las regiones de África occidental y central. Ahora estamos ante una nueva situación que sorprende y genera preocupación.
Años anteriores, la cantidad de casos que se habían registrado en otras partes del mundo se vinculaban a personas que habían viajado a países afectados y lo habían traído a casa. Es por esto que aún no está claro cómo se está contagiando la gente.
Sin embargo, desde la comunidad científica señalan que es poco probable que la viruela del mono se convierta en otra pandemia. De todas maneras, es una pregunta válida después de ver cómo una misteriosa neumonía en China terminó convirtiéndose en una pandemia global que obligó a confinamientos totales y medidas sin precedentes para contenerla.
¿Por qué se considera improbable que se convierta en pandemia?
El primer motivo es que es muy difícil de transmitir de persona a persona, a diferencia de un virus respiratorio como el SARS-Cov-2. La transmisión de la viruela del mono ocurre cuando la persona entra en contacto con el virus a través de un animal, humano o materiales contaminados.
Aún se desconoce el huésped reservorio (portador principal de la enfermedad) de la viruela del mono, aunque se sospecha que roedores africanos participan en la transmisión, según las guías de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos.
Para contagiarse de otro humano se requiere sobre todo contactos estrechos, intercambio de fluidos corporales y roces directos o indirectos con material lesivo infectado.
El segundo motivo es que los síntomas evidentes de la viruela del mono, especialmente la aparición de pústulas cutáneas, ayudan a identificar más rápido los casos y controlar con relativa facilidad los brotes.
Y por último, es una enfermedad que aunque muchos no hayan escuchado hablar de ella hasta ahora, se conoce desde 1958 y está más estudiada.
¿Por qué se registran brotes simultáneos en varios países?
De momento, la viruela del mono parece estarse propagando sobre todo durante actividades sexuales, lo cual no implica que sea una enfermedad de transmisión sexual.
“Pero la inusual aparición de varios brotes en varios países implica que debemos ser abiertos de mente sobre lo que pasó y no descartar nada inmediatamente”, señala a la BBC el profesor Brian Ferguson, del Departamento de Patología de la Universidad de Cambridge en Reino Unido.
Es por eso que ahora mismo se investigan otras posibilidades de transmisión, como a través de aerosoles, “por si ha habido algún cambio en la forma en que el virus se transmite”, añade el experto.
Es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero ahora mismo no hay evidencias de que estemos ante una variante desconocida del patógeno.
Los primeros análisis genéticos sugieren que los casos actuales están muy estrechamente relacionados con formas del virus observadas en 2018 y 2019.
Una posibilidad es que simplemente el virus se encontró en el lugar y momento precisos para prosperar, como hemos visto en la última década con los virus del ébola y el zika, que sin cambios en su genética originaron brotes inesperados.
El investigador médico Sir Jeremy James Farrar, director de Wellcome Trust, una organización benéfica de investigación biomédica con sede en Londres, habló sobre la posibilidad de un “evento súperpropagador” donde las personas se infectaron y se llevaron el virus a diferentes países.
¿Por qué hay más casos en hombres homosexuales?
Los científicos advierten que “no existe nada biológico en el virus que diga que esta comunidad sea más susceptible que otras”, apunta Ferguson, quien urge a no estigmatizar sin fundamentos.
“Todos somos igualmente susceptibles ante la viruela del mono de acuerdo con lo que sabemos. No depende de la preferencia sexual y tampoco es una enfermedad de transmisión sexual”, refuerza.
Por lo tanto, la razón de que estos brotes parezcan estar afectando más a esta demografía podría ser más una cuestión de suerte que una característica específica en la biología del virus.
Los expertos consultados por BBC Mundo sí señalan que los niños serían más susceptibles por contar con un sistema inmune menos desarrollado.
Y que gracias a que la vacuna contra la viruela humana erradicada en 1980 parece funcionar contra la viruela del mono, aquellos mayores de 55-60 años que recibieron el inmunizador podrían estar más protegidos que los adultos más jóvenes que no han sido vacunados.
¿Se registrarán muchos más casos en las próximas semanas?
Los expertos insisten en que una vez se identifican los casos y se emiten las alertas sanitarias, debería ser “relativamente fácil controlar los brotes”.
“Ahora que ya se sabe que está circulando y que se ha dado esa información a la sociedad, lo lógico es esperar a que aparezcan más casos puntuales, pero que en el transcurso de cuatro o cinco semanas los casos vayan desapareciendo”, explica a BBC Mundo Raúl Rivas González, catedrático de microbiología en la Universidad de Salamanca en España.
De igual forma, los científicos sí consideran necesario recordar que lo que estamos viviendo es una muestra más del peligro al que se enfrenta la humanidad con los virus emergentes, sobre todo aquellos de origen animal.
“Cada vez es mayor el contacto con los animales silvestres por la deforestación, la urbanización descontrolada, el turismo y el cambio climático... hay un montón de factores que unidos a la baja inmunidad grupal hacen que puedan aparecer brotes con mayor frecuencia, que es lo que está ocurriendo”, concluye Rivas.