Lady Di es una de las figuras más conocidas de la historia universal, su paso por la realeza británica, su carisma y su trágica muerte la convirtieron en una mártir y una heroína al mismo tiempo.
Sin embargo, lo que muchos desconocen es que existió otra Lady Diana Spencer dos siglos antes de que la madre de William y Harry entrara en la escena mundial.
Nacida en 1710, Lady Diana Spencer fue la antepasada de la princesa fallecida en París. La Lady Di del siglo XVIII era alta, guapa y amante de la música.
Gracias por su educación y sus modales cumplía con todos los requisitos para convertirse en la esposa de cualquier aristócrata de la época, pero estaba reservada para el príncipe de Gales.
La primera Diana fue la menor de los cinco hijos que tuvieron Ana y Carlos, conde y condesa de Sunderland. A los seis años la madre de la pequeña Di falleció.
Poco tiempo después su padre se volvió a casar y tuvo otros tres hijos que fallecieron en la infancia pero las pérdidas no acabaron allí cuando Lady Di cumplió 12 años su padre también falleció.
Después fue el turno de su abuelo por lo que la pequeña quedó bajo la tutela de Sarah Churchill, duquesa de Marlborough y amiga de la reina Ana de Inglaterra.
El papel social y económico de su abuela y el hecho de que la Diana del XVIII resultara una joven atractiva la convirtieron en una de las novias más codiciadas del país.
Pero en aquel entonces Federico, el príncipe de Gales e hijo mayor del rey, acumulaba una gran deuda y la duquesa aprovechó esta circunstancias para llegar a un arreglo con su nieta.
Churchill ofreció una importante suma para que accediera a casarse con su nieta en una ceremonia secreta pero el plan fue truncado por el Gobierno, que prefería que el futuro rey se casara con una europea: la princesa Augusta de Sajonia-Gotha.
Así que la Diana del XVIII, a diferencia de la del XX, no llegó a desposar al príncipe de Gales y finalmente contraería matrimonio con Lord John Russell, convirtiéndose en los duques de Bedford.
La joven Diana no pudo construir su familia ya que su primer hijo nació prematuro y murió un día después del bautizo por un accidente de carruaje. El segundo no alcanzó a nacer y en el tercer embarazo la duquesa contrajo la tuberculosis y falleció con 25 años.
Tres décadas después de su muerte, en 1765, el rey Jorge III creó el título de conde Spencer. Desde ese primer conde hasta el 8º, los Spencer no volvieron a ponerle Diana a ninguna niña hasta el 1 de julio de 1961, año en el que nació en Sandringham, Inglaterra, la futura princesa de Gales y uno de los iconos del siglo pasado.