La familia del bebé argentino secuestrado por Hamas, Kfir Bibas, atraviesa momentos de angustia y desesperación durante el primero de los cuatro días del alto al fuego en la Franja de Gaza. Hoy, la organización islamista palestina Hamas liberó a 24 rehenes. Sin embargo, Ofri Bibas Levy, tía de los menores de edad cautivos junto a sus padres, no ha obtenido información sobre el estado de sus seres queridos y reconoció que el acuerdo “pone a las familias en una situación inhumana” al no saber “quién saldrá y quién no” durante los próximos días.
Ofri Bibas Levy sufre pesadillas desde el 7 de octubre, cuando su hermano, su cuñada y sus dos hijos pequeños fueron secuestrados por militantes de Hamas en sus casas y arrastrados a la Franja de Gaza.
Sus sobrinos Kfir, de diez meses, Ariel, de cuatro años, y los padres de estos se encuentran entre los 21 argentinos en poder de Hamas, y ninguno de ellos fue liberado en la primera entrega de rehenes que tuvo lugar este viernes, aunque sí dos parientes de argentinos.
En esos sueños Bibas Levy ve a sus familiares cautivos, todos menos su hermano Yarden. Esa omisión subconsciente puede reflejar su terrible experiencia: se espera que solo haya mujeres y niños entre los 50 rehenes liberados durante el alto el fuego de cuatro días.
Todos los hombres, y muchas mujeres, permanecerán por ahora cautivos en Gaza. No estaba claro si se esperaba liberar a todos los niños. Hamas liberó este viernes a 24 personas, entre ellas 13 mujeres y niños israelíes, diez tailandeses y un filipino.
“Es un acuerdo que pone a las familias en una situación inhumana. ¿Quién saldrá y quién no?”, preguntó Bibas Levy. “¿Los niños salen, pero mi hermano y muchas otras personas se quedan?”. Sus familiares no estaban entre los liberados en la primera excarcelación.
El acuerdo supondrá un alivio para decenas de personas cuyos familiares están cautivos, así como para los palestinos de Gaza que han soportado semanas de bombardeos y condiciones terribles.
Pero con unos 240 rehenes en manos de milicianos, solo una fracción de las familias se reunirá en virtud del acuerdo actual. Hay esperanzas de que el acuerdo pueda ampliarse: Israel ha dicho que ampliará la tregua un día por cada diez rehenes liberados. Pero se espera que muchas familias tengan que soportar el tormento de no conocer el destino de sus seres queridos.
La difícil situación de los rehenes, entre los que hay hombres, mujeres, bebés, niños y ancianos, ha conmocionado a los israelíes. Las familias de los cautivos se han embarcado en una campaña para liberar a sus seres queridos que ha tocado la fibra sensible de muchos y ha aumentado la presión sobre el gobierno israelí para que haga concesiones y llegue a acuerdos para su liberación.
Esa presión y el amplio apoyo público de las familias podrían obligar al gobierno a prorrogar el alto el fuego, a pesar de que se comprometió a seguir luchando una vez que expire la tregua actual.
Garantizar la libertad de todos los rehenes, especialmente de los soldados, podría resultar difícil. Los militantes de Gaza consideran a los cautivos una importante moneda de cambio en su guerra contra Israel.
El líder de la Jihad Islámica, grupo militante aliado de Hamas, declaró este viernes que los soldados israelíes secuestrados no serían liberados hasta que no lo fueran todos los prisioneros palestinos en poder de Israel.
Dolorosa espera y una vida en pausa
Bibas Levy ha puesto su vida en pausa para dedicarse a luchar por la liberación de su familia. Esta terapeuta ocupacional, que abandonó una comunidad del sur de Israel dos meses antes del ataque de Hamas, afirma que seguirá luchando hasta que regresen todos sus familiares.
Dani Miran -cuyo hijo Omri fue tomado como rehén- ha estado angustiado por el bienestar de su hijo. Con una incertidumbre insoportable y sin dar señales de vida desde hace siete semanas, lo atormentan pensamientos difíciles.
“Mi hijo no está en la lista. Tiene 46 años. Y espero que esté en un estado de salud en el que pueda soportar todas las penurias que hay allí, que no lo hayan herido, no lo hayan torturado y no le hayan hecho cosas inhumanas”, dijo Miran.
Para muchas familias, la noticia del acuerdo ha provocado una mezcla de emociones: dolor en los casos en los que no esperan que sus seres queridos sean liberados y esperanza de que pueda conducir a nuevas liberaciones.
“Deseo que vuelvan todos, y creo que volverán todos. Pero debemos tener paciencia y ser fuertes”, dijo Yaakov Argamani, cuya hija Noa, de 26 años, fue secuestrada junto con docenas de jóvenes de un festival de música electrónica que fue atacado.
Muchas familias han dicho que no pueden soportar escuchar las noticias porque todos los vericuetos de las negociaciones son incapacitantes. El acuerdo actual, alcanzado tras semanas de negociaciones irregulares, parecía definitivo hasta que un contratiempo de última hora provocó un retraso de un día.
“Es como una montaña rusa”, dijo Eyal Nouri, cuya tía Adina Moshe, de 72 años, fue una de las liberadas este viernes. Anteriormente, Nouri había dicho que no esperaba que ella estuviera entre los liberados. El marido de Moshe, Said, fue asesinado el 7 de octubre. La pesadilla para muchos no terminará aunque liberen a sus familiares, dijo Nouri.
Tras la alegría del reencuentro, los liberados tendrán que afrontar el trauma de su cautiverio, sus seres queridos muertos, sus comunidades destruidas y su país en guerra.
“No tiene nada. Ni ropa, ni casa, ni marido, ni ciudad. Nada”, dice Nouri. Una vez liberada “tendrá que construir su vida desde cero, a sus 72 años. Nuestras vidas son completamente diferentes”.