Cuando solo tenía 17 años, Meagan White, residente de Tasmania, Australia, fue diagnosticada con el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-, una rara condición congénita que solo presenta 1 de cada 5.000 mujeres.
Según destaca Clarín, esta situación implica la falta de desarrollo del útero y la vagina. Su manifestación más contundente es la imposibilidad de llevar adelante un embarazo. Ante lo cual, la subrogación de vientre es una opción viable.
Además, el síndrome tiene algunas variantes. En su caso, sus ovarios no presentan anomalías.
Así fue como Meagan en 2020 decidió cumplir su sueño de convertirse en madre. Pero, cuenta la nota del sitio Mag de El Comercio de Perú, el embarazo que estaba en curso con una madre sustituta quedó interrumpido a las 21 semanas, por problemas en el desarrollo del feto.
La situación fue demoledora anímicamente para Meagan y su pareja, Clyde. Con este panorama, comenzaron a perder la esperanza de convertirse en padres.
Además, las imposibilidades para viajar que trajo la pandemia llevaron a limitar al extremo las posibilidades de concretar otro embarazo de esta forma.
Al tener en cuenta esta realidad, Maree, la mamá de Meagan, decidió ayudarla. Investigó la opciones y supo que podía ser la madre subrogada de su propio nieto.
El proceso, cuenta la nota del sitio Mag de El Comercio de Perú, incluyó una gran cantidad de exámenes médicos, evaluaciones psicológicas y trámites legales. Finalmente obtuvo la autorización para seguir adelante.
Por otra parte, debido a su edad, tuvo que someterse a un tratamiento para fortalecer su útero y revertir momentáneamente la menopausia.
Una vez logradas esta instancia, realizaron una transferencia de cuatro embriones. Uno de ellos continuó su curso.
El parto más esperado
Para el nacimiento, los médicos planearon con anticipación una cesárea. Todo salió como estaba previsto y el 13 de enero pasado nació el pequeño Winston.
“Fue y es un sueño hecho realidad. Cuando lo vimos por primera vez, fue amor a primera vista. Llenó nuestros corazones de una manera que nunca creímos posible”, dijo Meagan muy emocionada, en conversación con el diario Daily Mail.
“Ambos estuvimos presentes en el parto. No estaba nerviosa sino emocionada, nuestro médico fue fantástico, informativo y tranquilizador”, continuó.
Por su parte, Maree, quien es madre de cinco hijos y trabaja en su propia granja, dijo que el parto fue “perfecto” y que estuvo encantada de poder tener a su nieto en el vientre.
“Siempre supuse que sería demasiado mayor para hacer algo como esto. Pero esto demuestra que siempre hay que informarse y vencer las propias barreras. Fue una experiencia tan especial para mí y estoy encantada de poder ayudar a mi hija y mi yerno”, agregó.
“Solo espero que nuestra historia anime a alguien más a emprender el mismo viaje que nosotros. Definitivamente lo haría todo de nuevo”, concluyó la reciente abuela.
“Creo que hay diferentes formas en cuales las personas pueden quedan embarazadas en estos días o cumplir con su deseo de maternidad y paternidad. Esta es solo otra opción y nosotros tuvimos la dicha de poder llevarla a cabo”, concluyó la mujer con mucha sabiduría.
Para Winston, seguramente sea más que especial saber que su abuela lo trajo al mundo.