La creatividad en las tácticas empresariales alcanza nuevas alturas con la reciente estrategia de un empresario chino, quien buscando eludir indemnizaciones por despido, trasladó su empresa de publicidad a una ubicación remota en las montañas de la provincia de Shanxi, China. El objetivo era claro: obligar a sus empleados, en su mayoría veteranos y mejor remunerados, a renunciar, abriendo así la puerta para contratar a trabajadores más económicos.
Los empleados se vieron sorprendidos por la notificación de que la nueva sede se encontraba en las montañas Qinling, a más de dos horas de viaje en automóvil desde la ciudad de Xi’an. La travesía requería caminar por senderos y enfrentarse a condiciones difíciles, especialmente para aquellos sin vehículo propio.
Chang, uno de los afectados, compartió su experiencia, destacando “mis colegas sin automóvil dependían de un autobús con frecuencia de tres horas y luego debían caminar tres kilómetros adicionales por terrenos montañosos para llegar a la oficina.” Además, la empresa se negó a cubrir los costos de transporte, incluso cuando un taxi desde la estación de tren más cercana ascendía a unos 60 yuanes (aproximadamente 7mil pesos).
Las “nuevas oficinas”, donde se suponía que los empleados trabajarían durante aproximadamente un año, no solo estaban ubicadas en un lugar remoto, sino que carecían de servicios básicos. La falta de instalaciones sanitarias obligaba a los trabajadores a recurrir al pueblo más cercano para estas necesidades. Además, la zona estaba infestada de animales peligrosos, incluidos perros salvajes, creando un entorno laboral inseguro.
La situación llevó a que 14 de los 20 empleados renunciaran ante las adversidades, solo para descubrir poco después que la empresa trasladó nuevamente su sede a la ciudad. Para colmo, la compañía publicó una oferta de empleo para reclutar nuevos trabajadores, revelando así el verdadero propósito detrás del traslado estratégico.