Cuando un hombre se quedó a la deriva después de que su kayak volcara pensó que estaba a punto de morir ahogado. Sin embargo, sus rezos a Dios para poder sobrevivir fueron escuchados y fue rescatado por un grupo de sacerdotes que estaban de fiesta en un bar flotante
Jimmy MacDonald, boxeador aficionado de Nueva York, Estados Unidos fue con su mujer y sus hijastros al lago George a remar con su kayak, “meditar y hacerse algunas fotos”, tal y como explicó al medio WNYT-TV. Pero pronto vio que se había alejado demasiado y, cuando intentó regresar, el agua se había vuelto mucho más fuerte y difícil de avanzar.
El kayak terminó volcándose, por lo que a este joven estadounidense solo le quedaba la opción de mantenerse a flote. Además, el chaleco salvavidas que llevaba no le ajustaba bien, pues se le salía por arriba y se le quedaba encajado en el cuello.
“Un par de personas se me acercaron y me preguntaron si necesitaba ayuda, pero era demasiado orgulloso como para aceptar. Después me di cuenta de que la orilla estaba demasiado lejos y no iba a poder llegar yo solo”, declaró a Glens Falls Living.
Además, Jimmy tenía la ardua tarea, además de sobrevivir, de mantener a salvo su nuevo smartphone de 1.400 dólares, por lo que su situación era peor todavía: “Pensé que iba a morir. No podía hacer nada y deseaba haber pedido ayuda antes. Agitaba la mano y le pedía a Dios que me ayudara. Pensé de verdad que me iba a ahogar, pero entonces, por el rabillo del ojo vi un bar Tiki flotante”.
El boxeador llevaba sobrio siete años, por lo que no pudo evitar reírse al ver que sus salvadores venían a bordo de un bar en un barco. Pero curiosamente, el grupo estaba formado por los Padres Paulistas, un grupo de sacerdotes que habían asistido a un retiro católico en el lago.
Como si sus peticiones divinas hubiesen sido escuchadas, vieron su remo a la deriva y le oyeron pedir ayuda, por lo que al encontrarle lo subieron a la cubierta, a él y a su teléfono móvil, y lo pusieron a salvo.
El presidente de los Padres Paulistas se pronunció al respecto: “¡Fuimos invitados a este viaje gratis y no bebimos demasiado, por lo que estábamos listos para un rescate en cualquier momento!”.
Jimmy MacDonald ve su salvación como una señal de que Dios tenía una “verdadera razón” para que esté en la Tierra y anima a los bañistas a llevar sus chalecos salvavidas, probarlos antes de salir al mar y no ir a solas para evitar incidentes como el suyo.