Un gran misterio rodea una casa en Gainesville, en el norte de Texas, Estados Unidos. La propiedad tiene dos particularidades: la primera es que hay fantasmas... y la segunda es que a esos entes les gusta hablar sucio porque “son sexuales”.
Así lo dice su dueña, que no encuentra un modo mejor para describirlos. Los inquilinos, en un principio, llegan ilusionados, pero nadie dura más de seis meses.
“Era como una puerta giratoria”, dijo la propietaria Linda Hill a www.wfaa.com, porque entraba y salía gente todo el tiempo.
Hace unos años, ella y su esposo compraron varias viviendas para vivir de rentas, pero en ese lugar no consiguió que nadie se quede de forma permanente.
Las experiencias paranormales subidas de tono
Después de que pasaron 10 inquilinos en dos años, les dijeron que la casa estaba encantada. Lo primero que hicieron fue descreer, hasta que Linda se bañó allí.
A través de la cortina en la ducha, vio y luego escuchó una figura oscura susurrar “¡Se ve bien!”. La señora Hill pensó que era su esposo, pero él entró bastante después al lugar y le preguntó con quién hablaba.
Esa casa, construida alrededor de 1840, fue un burdel. A eso atribuyen que muchos fantasmas se revelan con una naturaleza “sexual”.
Algunas personas grabaron las voces con frases como “oh, bebé, sí. Sí, me gusta así”.
Puertas que se abren, un pozo debajo de la sala de estar que atribuyen a un portal espiritual (¡como Stranger Things!)... y está la que llaman “la sala del asesinato”, que Hill atribuye a un lugar en el que unos psíquicos vieron a un muerto en el suelo.
¿Se le terminó el negocio de la renta? Para nada. Ahora la alquila a personas que quieren investigar fantasmas.