En medio de las protestas y el malestar por el crimen de George Floyd, el afroamericano asfixiado por un policía blanco en Minneapolis el pasado 25 de mayo, la Policía de Vallejo, en el estado de California, asesinó a Sean Monterrosa, un joven de 22 años que era hijo de una pareja argentina. El agente involucrado justificó su actuación afirmando que pensó que Monterrosa portaba un arma; sin embargo, lo que llevaba era un martillo en la cintura.
El violento episodio sucedió el lunes 8 durante las marchas contra la brutalidad policial tras el homicidio de Floyd, que recrudecieron los estigmas del racismo en Estados Unidos.
Según medios locales de San Francisco, Monterrosa participaba en actividades de saqueo en Walgreens, en medio de una noche de disturbios en Vallejo. Los oficiales dijeron que el muchacho parecía ir corriendo hacia un vehículo para escapar cuando se detuvo para rendirse. Fue en ese momento que un oficial supuso que Sean tenía un arma en la cintura, por lo que le disparó cinco veces desde su propio vehículo, matándolo en el acto.
El Departamento de Policía de Vallejo tardó un día completo en admitir que el joven había muerto en el tiroteo y, en una conferencia de prensa dos días después, el jefe de policía Shawny Williams precisó que Monterrosa estaba arrodillado con las manos sobre la cintura en el momento del tiroteo.
“Lloré. Lloré porque nadie se lo merece. Se estaba rindiendo. Apenas levantaba sus manos y a mitad de camino le disparon. Lo ejecutaron. No había razón para que mataran a mi hermano así”, manifestó la hermana mayor de Sean, Michelle Monterrosa, en diálogo con la cadena ABC 7. hermano así”.
Al hablar con el San Francisco Chronicle, la joven también recordó que menos de una hora antes de que le dispararan a su hermano el lunes por la noche, éste le había enviado un enlace a una petición que exigía justicia para George Floyd.
Recientemente, Sean había estado trabajando como carpintero. Aunque tuvo algunos arrestos en su registro, la familia dice que fueron erróneos, y a menudo se lo discriminó por su apariencia.
“Debido a su aspecto ha sido estereotipado”, dijo otra hermana de Sean, llamada Ashley, al Chronicle. “Tiene tatuajes, se viste de cierta manera, siempre intentan detenerlo”, añadió.
Los padres de Sean Monterrosa emigraron a Estados Unidos desde Argentina hace más de dos décadas. Su padre, Neftali, había trabajado como cirujano en su país de origen y luego se mudó para trabajar en Anchor Oyster Bar. Su madre es oriunda de Caleta Olivia, Santa Cruz, según detallaron en C5N.
Tras la muerte de Monterrosa, varias manifestaciones de solidaridad se desplegaron. Amigos y familiares del chico piden que los implicados en el crimen respondan ante la justicia como ahora le corresponde a los ex funcionarios de Minneapolis que acabaron con la vida de Floyd el mes pasado.