En el invierno de 2012, un hombre sueco de 44 años vivió una de las historias de supervivencia más impactantes de los últimos años. Su vehículo quedó sepultado por una intensa nevada cerca de la localidad de Umeå, en Suecia, dejándolo completamente aislado y sin posibilidad de salir durante dos largos meses.
Peter Skyllberg enfrentó condiciones meteorológicas extremas y prácticamente imposibles para el ser humano: temperaturas que llegaron a alcanzar los -30°C y la falta total de alimentos. Desafió los límites establecidos y tuvo la oportunidad de contarla.
Su resistencia física y mental le permitió sobrevivir a ese calvario, por lo que los médicos y científicos quedaron perplejos. Ellos mismos consideran que su cuerpo entró en una especie de “estado de hibernación” (algo que solo quedó en suposiciones). Entre las problemáticas que vivió, Skyllberg asumió que la falta de comida fue una de las peores.
A pesar de que era casi imposible ver su auto enterrado en la nieve, finalmente fue rescatado. El hallazgo ocurrió cuando dos personas, al realizar un recorrido en motos de nieve por la zona, vieron algo extraño bajo una gruesa capa de nieve. Al excavar, descubrieron el vehículo semienterrado y, en su interior, a Skyllberg, débil, demacrado y envuelto en un saco de dormir.
Los médicos que lo atendieron explicaron que un fenómeno conocido como “efecto iglú” pudo haber sido clave para su supervivencia. Según destacaron, la nieve acumulada alrededor del auto habría aislado el frío extremo del exterior. A pesar de las condiciones extremas, el hombre sueco logró mantenerse con vida consumiendo pequeñas cantidades de nieve derretida y permaneciendo inmóvil casi todo el tiempo.
La historia de Skyllberg desconcertó a los agentes policiales que lo rescataron. Como si fuera poco, los expertos en medicina y ciencias investigaron su caso para estudiar los límites de la resistencia y supervivencia humana en condiciones tan extremas.