La mayoría de los trenes fueron detenidos, las refinerías de petróleo bloqueadas y la producción de energía se redujo en Francia este martes cuando los sindicatos organizaron una huelga nacional por sexto día contra los planes de reforma de pensiones del presidente Emmanuel Macron.
Alrededor de 320 manifestaciones están convocadas por toda Francia, en las que los servicios de información de la policía esperan entre 1,1 y 1,4 millones de personas. Es decir, que se podrían superar los 1,27 millones del 31 de enero (siempre según el Ministerio del Interior), que hasta ahora ha sido la más multitudinaria.
Las encuestas de opinión muestran desde hace semanas que la mayoría de los votantes rechaza la reforma, que para 2030 elevaría la edad de jubilación en dos años, hasta los 64, entre otras medidas. Además, la reforma incluye adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa.
Sin embargo, el gobierno pretende mantenerse firme y llevar a cabo los planes, los cuales considera esenciales para asegurar que el sistema de pensiones no vaya a la quiebra. “Puedo entender que no mucha gente quiera trabajar dos años más, pero es necesario para garantizar la viabilidad del sistema”, afirmó la primera ministra Elisabeth Borne a France 5 TV.
Por su parte, los sindicatos dijeron que aumentarían la presión para tratar de convencer a los legisladores de que no voten por las reformas y agregaron que las huelgas, particularmente en las refinerías de petróleo y en los trenes, podrían prolongarse durante varios días.
A estas protestas se le suman las crecientes manifestaciones anti OTAN, ya que la inflación y el aumento del costo de vida por causa de las sanciones energéticas a Rusia está asfixiando la economía de los franceses y de los europeos en general. Y París, como epicentro histórico de los reclamos populares, se ha convertido en un desfile permanente de grupos que se movilizan para reclamarle al gobierno de Emmanuel Macron que cuide el interés particular del país.