Un adolescente de 18 años asesinó con un facón a tres bebés menores, a una maestra y a una funcionaria del área de salud en un jardín de infantes de la pequeña ciudad de Saudades al sur de Brasil.
Ocurrió en el jardín de infantes Aquarela, donde el ahora detenido ingresó y comenzó a perseguir a una maestra, a la que acuchilló y luego siguió con los bebés y una agente de la secretaría de Salud que estaba en el lugar como parte del operativo especial para dar clases presenciales en la pandemia.
“Entramos y vimos una escena de terror, niños en el piso, sangre por todos lados”, dijo Gisela Hermann, secretaria municipal de Educación. La agente de salud atacada murió en el hospital regional de Chapecó, a 67 kilómetros de distancia, donde no resistió a las heridas recibidas.
“No sabemos qué motivó este ataque, estamos investigando”, dijo el comisario Newton Casagrande, de Chapecó, al canal NSCTV.
El comisario Jerónimo Marçal, de la comisaría de Saudades, dijo que la investigación inicial determinó que otro bebé fue atacado pero quedó fuera de peligro.
El lugar estaba semivacío a raíz de que no se permite más de 35% de aforo en las escuelas por la pandemia, en una región que continúa desde febrero en colapso sanitario con alta ocupación de camas de UTI.
La ciudad se encuentra a casi 150 kilómetros de Bernardo de Irigoyen, ciudad misionera que forma parte de la frontera seca con Brasil. “El agresor se encuentra hospitalizado”, dijo el jefe policial, quien indicó que encontraron otras armas en el cuarto de la casa del asesino, informó Télam.
Otros ataques en escuelas
Esta masacre ocurre casi dos años después de que el 13 de marzo de 2019 dos jóvenes asesinos armados mataron a ocho alumnos y profesores y luego se suicidaron. La mayor masacre escolar en Brasil ocurrió el 7 de abril de 2011 en una escuela pública de Realengo, barrio de Río de Janeiro, cuando un ex alumno mató a 13 personas entre niños y profesores.
La gobernadora interina de Santa Catarina, Daniela Reinher, decretó luto por tres días y prometió asistencia a las familias de las víctimas.
La maestra Aline Biazebetti, vecina de la guardería y jardín de infantes municipal, contó que estaba a pocos metros del lugar durante la masacre, escuchando gritos de socorro y pedidos para llamar a la Policía.
“Lo primero que hice fue llamar a la Policía pero no podía hablar, apenas pedí auxilio. De pronto vi a todas mis compañeras sacando corriendo a los chicos, uno con heridas. Nadie podía pensar algo así, incluso había poca gente por las limitaciones de la pandemia”, contó Biazebetti.
Otras maestras se escondieron en un cuarto donde se guardan los pañales con varios bebés y lograron impedir el ingreso del homicida, contó.
“En un momento se cansó de intentar abrir la puerta a los empujones y se fue”, agregó. Para la profesora, “será difícil volver a esta escuela con estas escenas de horror”.