Un sorprendente descubrimiento ha sacudido el mundo de la arqueología y la historia británica. Un grupo de aficionados encontró más de 2.500 monedas de plata que datan de casi 1.000 años, valoradas en 5,6 millones de dólares, en el suroeste de Inglaterra. El hallazgo, que tuvo lugar en 2019 pero ha sido recientemente valorado y adquirido por el South West Heritage Trust, representa uno de los tesoros más grandes e importantes de la era de Guillermo el Conquistador.
El descubrimiento fue realizado por Adam Staples y seis amigos que practican su afición de detectar metales en un campo de un granjero local. Según Staples, el detector comenzó a emitir múltiples pitidos en sucesión, lo que llevó al grupo a excavar hasta descubrir las monedas enterradas desde la época de la conquista normanda. El tesoro consta de 2.584 peniques de plata acuñados entre 1066 y 1068, algunos de ellos mostrando el perfil del rey Guillermo I y otros el de su predecesor, Harold II.
El director del Portable Antiquities Scheme, Michael Lewis, destacó la relevancia del hallazgo, señalando que este descubrimiento ofrece una oportunidad única para profundizar en la comprensión de uno de los episodios más importantes de la historia inglesa: la conquista normanda de 1066. A pesar de que la invasión marcó un cambio radical en la política y el poder en Inglaterra, las monedas encontradas son notablemente similares entre sí, ya fueron acuñadas antes o después de la conquista.
“Las monedas nos cuentan una historia diferente, llena de matices”, explicó Lewis, al referirse a las rebeliones locales que siguieron a la toma del poder normando. De hecho, algunos expertos creen que las monedas podrían haber sido enterradas para protegerlas durante uno de estos conflictos, como la revuelta en Exeter en 1068.
El tesoro, que fue valuado en 5,6 millones de dólares, ahora pertenece al gobierno británico y será exhibido en el Museo Británico y en otros museos del Reino Unido antes de encontrar un hogar permanente en el Museo de Somerset. La ley británica establece que cualquier persona que descubra oro o plata de valor histórico debe informar a las autoridades. Un comité de expertos fue el encargado de determinar el valor del hallazgo, cuya mitad será repartida entre el dueño del terreno y los detectores, que recibirán aproximadamente 2,8 millones de dólares.
Staples, quien aún se siente emocionado por el hallazgo, describió la experiencia como “ganar la lotería” y afirmó que no tiene intención de abandonar su afición por la búsqueda de tesoros. El hallazgo, calificado como el mayor en los 30 años que lleva a Staples como detectorista aficionado, arroja luz sobre un momento crucial en la historia de Inglaterra y destaca la importancia de los descubrimientos arqueológicos hechos por aficionados.
El tesoro, conocido como el “tesoro del valle de Chew”, promete ser una pieza clave para entender mejor la turbulenta época de Guillermo el Conquistador y el impacto de la conquista normanda en la vida cotidiana de los habitantes de la Inglaterra medieval.
