Un miembro de la organización Médicos del Mundo que prefirió preservar su identidad, dijo que se había negociado la llegada de combustible a los hospitales para este domingo, pero los accesos están bloqueados, supuestamente por miembros del G9 (conglomerado de las principales bandas armadas del país), y los camiones con el carburante no han llegado.
En tanto, la Asociación de Hospitales Privados de Haití (AHPH), que agrupa a casi todos los centros privados y benéficos del área metropolitana de la capital, lanzó la voz de alarma y solicitó la creación de un corredor de entrega de combustible para todos los nosocomios, señaló en un comunicado.
Si no reciben combustible sus 40 integrantes, que brindan más del 70% de la atención de emergencia y hospitalaria se verán obligados a comenzar a cerrar sus servicios a la población a partir de este lunes 25 de octubre, en mitad de una nueva ola de COVID-19, sin suministro de oxígeno y en un contexto de gran inseguridad.
Un día antes, los hospitales St. Damien, el centro pediátrico más importante de la capital, y St. Luc informaron que solo tienen en reserva 6.000 galones de diésel y si no llega el combustible (hoy se esperaban 16.000 galones), el martes 26 se suspenderá el servicio pediátrico para más de 300 niños, el de maternidad para unas 45 mujeres, así como las urgencias, y habrá que dar de alta a más de 70 adultos.
La falta de combustible generó protestas esta semana en la región metropolitana de Puerto Príncipe, donde hubo bloqueos de calles el jueves con barricadas en llamas levantadas por mototaxistas, asfixiados por el precio de la escasísima gasolina, que ahora ya no es posible hallar en ningún lugar.
La compra de carburante en el mercado negro es prohibitiva, pues subió de 200 gourdes (2 dólares) por galón a 2.500 (25,5 dólares), otro factor explosivo en la crisis que azota a Haití, donde ha desaparecido casi por completo el transporte público.