Los conflictos que giran en torno al gas entre Rusia y la Unión Europea tuvieron a Moldavia como su primera víctima, luego de que el país tuviera que declararse en situación de emergencia por la escasez de suministro y en relación al conflicto con la colosal empresa rusa Gazprom, que amenazó con cortarle este servicio en diciembre, de no pagar una onerosa deuda.
Este gigante gasístico fue la mejor herramienta de Rusia para, tras la caída de la Unión Soviética, mantener bajo influencia a sus vecinos y generar un vínculo de dependencia con ellos. Y en este mecanismo, la más ahogada es Moldavia, una de las naciones más pobres del continente.
El vocero de la compañía, Serguéi Kupriánov, manifestó que en esta cuestión no hay ninguna “política”: “Hay que pagar a tiempo por el producto recibido, Gazprom es una compañía accionarial y no puede trabajar con pérdidas”. Y agregó que Moldavia “ha provocado la crisis con sus propias manos”.
Aunque el Kremlin tomó una postura más conciliadora ante la UE, el consorcio decidió apretar a Moldavia pese a ser partidaria de forjar contratos de larga extensión, y no breves y coyunturales, como propusieron desde Bélgica.
Con información de Reuters.