Miles de personas en la asediada Gaza irrumpieron en almacenes de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) para llevarse harina y productos básicos de higiene, lo que refleja la creciente desesperación y el desmoronamiento del orden público en medio de la guerra en curso entre Israel y los milicianos de Hamás. El conflicto cumplió ayer tres semanas.
Durante el fin de semana, tanques e infantería israelíes entraron en Gaza, marcando lo que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, describió como una “segunda fase” de la guerra. La ofensiva terrestre se desarrolla mientras Israel continúa atacando el territorio palestino por tierra, mar y aire.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo que la cifra de muertos entre los palestinos había superado las 8.000 personas, en su mayoría mujeres y niños. Es una cifra sin precedentes en décadas de violencia entre israelíes y palestinos, y una que se espera suba con más rapidez conforme Israel avance en su ofensiva terrestre.
El bombardeo, considerado el más intenso de la guerra según los residentes del territorio, interrumpió la mayoría de las comunicaciones en Gaza el viernes por la noche, dejando a casi 2.3 millones de personas en gran parte aisladas. Las comunicaciones se restablecieron en su mayoría el domingo por la mañana.
El ejército israelí informó que había alcanzado unos 450 objetivos militares en las últimas 24 horas, incluyendo centros de mando de Hamás, puestos de observación y posiciones para el lanzamiento de misiles antitanque. Además, se desplegaron más tropas en Gaza durante la noche.
Thomas White, director de UNRWA en Gaza, calificó la incursión en los almacenes de la agencia como “un indicio preocupante de que el orden civil está comenzando a desmoronarse después de tres semanas de guerra y un asedio duro en Gaza. La gente está asustada, frustrada y desesperada”.
UNRWA proporciona servicios básicos a cientos de miles de personas en Gaza, y muchas de sus escuelas en el territorio se convirtieron en refugios abarrotados para palestinos desplazados por el conflicto. A pesar de la desesperada necesidad humanitaria, Israel permitió solo un suministro limitado de ayuda desde Egipto, y parte de esos suministros se encontraba en uno de los almacenes saqueados.
Mientras tanto, personas que viven cerca del hospital de Shifa, el más grande de Gaza, reportaron ataques aéreos israelíes el domingo por la noche cerca del complejo del hospital que bloquearon muchas carreteras que llevaban al centro. Israel acusa a Hamás de tener un centro de mando secreto debajo del hospital, sin dar muchas pruebas.