La subsecretaria de Estados Unidos para el Control de Armas, Bonnie Denise Jenkins, advirtió a la Oficina de Asuntos de Desarme de la ONU que la amenaza mundial de armas biológicas es real, grave y está creciendo en vista de que algunos Estados tienen programas sofisticados y bien establecidos en este campo. Jenkins dijo en la apertura de una reunión de cuatro días en Ginebra que la Convención sobre Armas Biológicas es uno de los acuerdos de seguridad internacionales más importantes que protegen contra la amenaza de las armas de destrucción masiva.
”Durante las últimas dos décadas, los esfuerzos para fortalecer la Convención se han mantenido a flote”, aseguró Jenkins. Señaló que las “discusiones útiles” en la oficina de desarme han dado lugar a avances menores a nivel nacional, mientras que los Estados no han podido ponerse de acuerdo sobre acciones más importantes.
La funcionaria estadounidense agregó que la amplia disponibilidad de herramientas y métodos científicos y tecnológicos sofisticados erosiona gradualmente las barreras para el desarrollo de armas biológicas. ”Mientras que la COVID-19 no fue el resultado de un arma biológica, la pandemia es una llamada de atención para todos nosotros”, indicó la subsecretaria.
Jenkins enfatizó que si bien se llevan a cabo esfuerzos sin precedentes para fortalecer la seguridad sanitaria internacional, el mundo debe abordar este último desafío. ”Para hacerlo, debemos fortalecer la Convención sobre Armas Biológicas”, enfatizó. ”Debemos actuar para garantizar que la Convención pueda abordar de manera eficaz los desafíos que enfrentamos ahora y en el futuro”.