El caso conmociona a la opinión pública española y a la del mundo entero, y genera una angustia que hace recordar al caso de la pequeña inglesa Madeleine McCann.
Se trata de la búsqueda frenética que llevan adelante diversos organismos españoles para dar con el paradero de las hermanitas Anna (1) y Olivia (6) Zimmermann, dos pequeñas de las que nada se sabe desde el pasado 27 de abril. Ese día, el papá - Tomás Gimeno (37)- debía regresarlas con la mamá Beatriz (los adultos están separados) a las pequeñas, pero nunca lo hizo.
La mujer radicó la denuncia y a partir de ese momento la Policía busca en cada rincón una pista que pueda conducirla a las menores. Sin embargo, los pronósticos no son alentadores: en base a las primeras reconstrucciones, se estableció que Gimeno y las pequeñas fueron vistos por última vez abandonando la isla de Tenerife.
Ante esto, las pesquisas se encuadraron bajo la figura de presunto secuestro parental. Esto es así porque una de las últimas comunicaciones telefónicas que mantuvieron Antonio con Beatriz, el sujeto le aseguró a su ex que no las volvería a ver. Luego huyó.
La investigación empezó a buscar elementos previos a la desaparición de las menores y de esas indagaciones se descubrió que Gimeno rechazaba que su ex rehiciera su vida junto a otro hombre, además de dar indicios de que se marcharía de España.
El sospechoso es hijo de un importante empresario español y los investigadores llevaron adelante un perfil psicológico del sujeto, de cual se desprende que tenía un carácter fuerte y era definido por sus vecinos como “raro”. Además, se determinó que la pareja enfrentaba un litigio por la custodia de Anna y Olivia.
A la complejidad y dificultad del caso se le suma la aparición de un presunto estafador que se ha encargado de sembrar la investigación con pistas falsas sobre el paradero de las criaturas: “Le digo dónde están las niñas por 5.000 euros”, es una de las frases que los agentes han tenido que filtrar una y otra vez.
La noche de la desaparición y la errática conducta del padre de las nenas
Según lo reveló la agencia EFE, el capitán del puerto La Marina, Enrique Alonso, aseguró que el día de la desaparición de las tres personas pudo interactuar con Gimeno. Fue a las 21:50 de la noche que vio como Tomás salió a navegar en su barco, tras cargar en el bote maletas y bolsas. Regresó de nuevo al muelle a las 23:30 horas.
Al atracar la embarcación, se subió a su auto, un Audi A3, y se acercó a una gasolinera cercana del barrio Santa María Jiménez para comprar un cargador. Luego, le pidió al vigilante del puerto si podía cargar el celular en su garita. Alonso asegura que lo notó “nervioso, con ganas de salir” de nuevo al mar en su embarcación, llamada “Esquilón”. Conectó el teléfono a la corriente durante unos 15 minutos, y a las 00:30 horas volvió a zarpar por última vez. Nunca regresó.
En ese ir y venir de Gimeno, su exesposa aguardaba inquieta la devolución de las nenas, pero como no ocurría decidió llamar al padre de las criaturas cerca de las 22. En esa comunicación, el sospechoso le dijo que no volvería a ver a Anna y a Olivia.
“Vuelvo a hablar con él casi a las 22:00 horas, y es donde me dice que no me preocupe que él va a cuidar bien de las niñas, pero que no voy a volverles a ver más. Me voy al cuartel y desde allí también hablo con él. La última vez que hablamos es a la 01:30 de la madrugada. Desde entonces tiene el teléfono apagado”, testificó la madre.
Frente a este panorama, Zimmermann llamó a los padres de Gimeno para saber si habían visto esa tarde a su hijo: “[Ellos] Me dicen que Tomás estuvo con las niñas en su casa a las 19:30 de la tarde y que cuando se marchaban, ya al despedirse, lo hace en un tono que ellos interpretan como de despedida, pero que no les dice a dónde se dirigen”, detalló la mujer.
Las últimas novedades que no son alentadoras
La investigación centró su atención sobre lo que el sospechoso cargó en su barco, previo a zarpar la última vez que fue visto. La policía analiza las grabaciones de seguridad e intenta establecer qué pudo transportar en el equipaje y cargamento que cargó al barco.
Según lo detalla el portal AS, un buque oceanográfico rastrea el fondo del mar en la posición donde se produjo la última comunicación telefónica entre Gimeno y Zimmermann. Se trata de una labor intensa que tiene por misión lo más difícil: encontrar alguna pista que ayude a esclarecer la desaparición de Tomás Gimeno junto a sus dos hijas, para lo cual se busca restos óseos.
Las autoridades confirmaron que este lunes se habían hallado una botella de buceo y la funda de un edredón que pertenecían al progenitor.
La zona de rastreo está centrada en un reducido espacio, que se corresponde con la demarcación donde Gimeno paró durante casi dos horas y conversó con la madre de las niñas. Igualmente se sigue a la búsqueda de las bolsas que éste sacó de su vehículo y posteriormente cargó en la lancha.