Un jurado de arquitectos evalúa los edificios excéntricos de China para decidir cual de todos es el más feo. La edición 2021 de esta insólita competencia ha reunido 87 extraños diseños. El ganador pasará a ser parte del infame “salón de la vergüenza”.
Desde hace 11 años el evento es promovido por el sitio web de arquitectura china archcy.com, donde las personas pueden votar su feo preferido.
Por absurdo que pueda parecer, se trata de un ejercicio que busca hacer reflexionar a las personas sobre lo flexible que puede ser la noción de belleza.
Entre los participantes de este año se incluye un hotel en Mongolia interior en forma de una gigantesca muñeca mamushca, una iglesia en forma de violín y una casa al revés, entre otros.
En los últimos años, el gigante asiatico se ha convertido en un país experimental para arquitectos del mundo entero. En un parque temático inacabado de Hebei, existe un particular edificio que está dividido al medio. De un lado parece el Templo del Cielo de China y del otro, el Capitolio de los Estados Unidos.
También aparece un puente de vidrio que dice “bienvenido al infierno” el cual conecta dos montañas en Sichuan y aterroriza a los excursionistas con dos enormes estatuas de personas con vestimenta tradicional en cada extremo.
Se prohíben los feos
Al parecer la proliferación de edición feos se convirtió en un dolor de cabeza para las autoridades chinas. A propósito de esto, este año el gobierno chino publicó una nueva regulación sobre la arquitectura.
En abril, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC) prohibió la construcción de “edificios feos”.
El principal organismo de planificación económica de Beijing instó a los gobiernos locales a garantizar que los edificios fueran “adecuados, económicos, ecológicos y agradables a la vista”, aunque no especificó qué podría considerarse una arquitectura “fea”, informó Infobae.
En tanto, el ministerio de vivienda y desarrollo urbano-rural de China unió fuerzas con la NDRC el año pasado para emitir un documento que aclara cómo fortalecer aún más la gestión de la arquitectura en las ciudades chinas.
En el mismo, concluyeron que los grandes edificios que tenían un estilo extraño eran “un desperdicio de recursos”.