La decisión fue tomada, según indicó el propio gobierno, para contrarrestar la ofensiva del Frente de Liberación Popular de Tigré (TPLF), que afirmó haber capturado las ciudades de Dessie y Kombolcha en los últimos días, ubicadas a 380 km de la capital, Addis Abeba. Si bien el Gobierno etíope desmiente la toma de las dos ciudades, denunció que los rebeldes mataron a 100 jóvenes en Kombolcha.
El estado de emergencia entró en vigor inmediatamente después del anuncio. Sin embargo, será presentado ante la Cámara de Representantes en un plazo de 48 horas. La medida fue ordenada por el Consejo de Ministros de la nación y anunciada por el ministro de Justicia, Gedion Timothewos.
Timothewos dijo que el país “enfrenta un grave peligro para su existencia, soberanía y unidad. Y no podemos disipar este peligro a través de los sistemas y procedimientos habituales de aplicación de la ley”. Y agregó que “el Gobierno tiene la obligación moral y legal de proteger de sus enemigos internos y externos la existencia del país, la soberanía y la integridad territorial”.
Por su parte, Abiy Ahmed, el primer ministro de Etiopía, urgió a los ciudadanos a poner “temporalmente sus asuntos cotidianos en espera y a unirse y a organizarse para poner todas las armas y recursos al servicio de la guerra contra el TPLF”. El estado de emergencia permite controles de carretera, toques de queda y la toma del control militar. Además, restringe el derecho de manifestación y de cualquier acto que interrumpa la producción o sabotee los servicios económicos esenciales. También se prohíbe fomentar el apoyo a los grupos armados.