La revelación de la lista de afectados publicada por el medio hebreo Calcalist, sugiere que la Policía articuló una vasta red de vigilancia donde “nadie era inmune”, recabando detalles de los espiados sin autorización judicial, lo que podría condicionar el juicio contra Netanyahu, al haber indicios de rastreo de móviles de varios acusados y testigos en uno de los casos de corrupción. “Directores generales de ministerios, periodistas, empresarios, ejecutivos corporativos, alcaldes, activistas sociales o incluso familiares del primer ministro, todos fueron objetivos policiales y sus teléfonos pirateados” con el spyware de la empresa israelí NSO, remarca Calcalist, que ya publicó hace semanas un primer reportaje sobre el uso ilícito de Pegasus por parte de la Policía.
El diario revela que Pegasus se usó para robar información a docenas de personas, incluso antes de abrirse una investigación judicial, y que fue “la herramienta más útil para recopilar inteligencia” por parte de una unidad especial policial llamada ciber-Sigint, que “penetró los teléfonos de ciudadanos en secreto, en contra de la ley y asumiendo que los jueces no aprobarían la actividad”.
Se usó para espiar al círculo más íntimo de Netanyahu, incluido su hijo Avner y dos asesores, y contra testigos y acusados en uno de los tres archivos por el que se juzga al exjefe de Gobierno, el caso 4.000. En este, Netanyahu es acusado de haber hecho favores entre 2012 y 2017 al gigante de telefonía israelí Bezeq a cambio de cobertura favorable a él y su mujer en el popular digital de noticias Walla, ambos controlados por el mismo empresario, Shaul Elovitch, también acusado junto a su mujer, Iris.
Esto pone en cuestión el juicio por corrupción contra el exjefe de Gobierno y el resto de acusados, ya que la investigación que derivó en su acusación se habría podido basar en informaciones recabadas de forma irregular. Ante ello, la defensa ha pedido que se pare el proceso judicial hasta esclarecer los hechos. De hecho, la Policía habría instalado el spyware en los teléfonos de Iris Elovitch y de dos directores ejecutivos de Bezeq; del exdirector de Walla, Ilan Yeshua –testigo del caso 4.000– y otros periodistas de ese medio.
La investigación también revela que Pegasus se usó para espiar a activistas que en los últimos años del mandato de Netanyahu organizaron manifestaciones periódicas para pedir su dimisión, al estar imputado en varios casos de corrupción, pero también a grupos judíos etíopes que protestaban por abusos policiales.
La Policía recopiló “la ubicación de las protestas, el plan para las movilizaciones, cuántas personas asistirían y qué cruces podrían estar bloqueados”, con “un plan operativo” para cada una de las manifestaciones, tratadas como “amenazas reales”, según Calcalist. Ante las alegaciones de ayer, el ministro de Seguridad Pública, Omar Bar Lev, anunció que formará una comisión de investigación para esclarecer las actuaciones de la Policía, después de que la Fiscalía General y el Controlador del Estado ya abrieran sendas investigaciones semanas atrás.