El escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo desatado en los últimos días pone en duda la autoridad de la Unión Europea en plena crisis económica y de representatividad. Mientras la Policía registraba las viviendas de los sospechosos, el fin de semana, el padre de la principal inculpada, Eva Kaili, intentaba escapar con un maletín con 600.000 euros.
Al margen de las turbias circunstancias de este escándalo de corrupción -en el que además de la entretanto destituida vicepresidenta está involucrado un enjambre familiar de ex eurodiputados y exfuncionarios de origen italiano-, el daño para la Eurocámara parece inconmensurable. Mientras la gran mayoría de los eurodiputados se encuentra batallando con la compleja legislación medioambiental de la Unión Europea, un pequeño grupo de colegas destruye su reputación de un plumazo.
La sostenida labor propagandística a favor de Qatar ya había llamado la atención en el Parlamento Europeo, y también el hecho de que nada menos que un dirigente sindical alabara la calidad de las leyes laborales de ese país. Pero a nadie se le había ocurrido que existiera una corrupción tan burda y descarada: Eva Kaili, entonces vicepresidenta del Parlamento, fue hallada con cientos de miles de euros en efectivo, en bolsas y maletas, relojes caros, joyas e indicios de vacaciones de lujo pagadas por un Estado del Golfo.
A propósito de este escándalo, el mandatario húngaro, Viktor Orbán, puso de inmediato el dedo en la llaga en Twitter: ¿precisamente el corrupto Parlamento Europeo quiere reprocharle corrupción a Hungría? Efectivamente, el Parlamento Europeo arremetió contra las medidas de Orbán que “socavan la democracia” y presionó a las otras instituciones de la UE para que se pronunciaran por fin en su contra, debido a la estrecha relación que el mandatario sostiene con Vladimir Putin y la decisión de mantenerse firme a pesar de la coerción ejercida sobre su gobierno desde el comienzo del conflicto con Ucrania.
A su vez, el malestar general con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, también crece entre los países miembro, sobre todo en torno a las sanciones aplicadas a Rusia que están resultando en profundas y severas crisis económicas en toda la región, al mismo tiempo que Rusia concreta acuerdos energéticos con otras regiones y se abre camino en Asia y Oriente mientras Europa llega al invierno sin energía suficiente para sostener empresas y estándares de vida.
Kaili se encuentra detenida y las autoridades de Grecia ordenaron el embargo de todos sus bienes y los de su familia, también involucrada en la red de corrupción que, al parecer, tendrá varias sorpresas a medida que la investigación avance. Los parlamentarios europeos, por su parte, reclaman claridad y celeridad ya que la opinión pública, desgastada entre la crisis y la guerra, no se ha demorado en sentenciar de corrupta a toda la institución.
