La trágica muerte de Alexey Navalni continúa generando repercusiones tanto a nivel nacional como internacional. En un giro dramático, el equipo del disidente ruso confirmó que su cuerpo ha sido entregado a su madre, marcando un momento de dolor y despedida para sus seres queridos.
La portavoz de Navalni, Kira Yarmish, anunció en una red social la entrega del cuerpo, agradeciendo el apoyo de quienes clamaron por esta medida. No obstante, la incertidumbre persiste sobre el permiso que las autoridades rusas otorgarán para las exequias del difunto, con el deseo de que se realicen según los deseos de la familia y en honor a la memoria de Navalni.
En su cuenta de X escribió “No sabemos si las autoridades intervendrán para llevarlo a cabo como quiere la familia y como Alexey se merece”, la portavoz.
Mientras tanto, las reacciones internacionales no se han hecho esperar. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, aprovechó una conferencia de prensa en Kiev para expresar su condena hacia el régimen de Vladimir Putin. Trudeau afirmó enfáticamente que “los verdaderos líderes poderosos no asesinan a sus opositores”, señalando implícitamente a Putin como responsable moral de la muerte de Navalni.
También Biden, presidente de los Estados Unidos se reunió con la viuda de Navaldi y su hija. En un comunicado el primer mandatario estadounidense aseguró “mañana anunciaremos sanciones contra Putín, quien es responsable de su muerte”.
El video de la reunión fue publicado a través de la cuenta oficial de X de Joe Biden con la reseña “La esposa de Aleksey Navalny, Yulia, y su hija, Dasha, encarnan su increíble coraje. Me sentí muy orgulloso de reunirme con ellos y decirles en persona: no vamos a ceder. Su visión de un futuro mejor para Rusia seguirá viva.”
Las declaraciones de Trudeau y Biden se producen en un contexto de creciente tensión entre Rusia y Ucrania, en el segundo aniversario de la invasión rusa al territorio ucraniano. En un acto de solidaridad con Ucrania, Trudeau y el presidente Volodimir Zelenski reafirmaron su compromiso con la defensa de la soberanía y la integridad territorial del país, mientras que a su vez, el caso Navalni sirve como recordatorio del costo humano de la disidencia en Rusia.