El gran ganador, con más de 70 escaños en el conteo inicial, fue el movimiento de Moqtada Sadr, un predicador chiita que hizo una campaña nacionalista y crítica de Irán. Los dirigentes de Hashd al Shaabi rechazaron los resultados, denunciando una “estafa”, y dijeron que presentarán un recurso. Los resultados definitivos serán divulgados en las próximas semanas.
Los resultados revelan que la alianza Hashd al Shaabi, de mayoría chiita, no colmó las expectativas políticas de la población en el parlamento, al cual accedieron por primera vez impulsados por la victoria contra el grupo yihadista Estado Islámico, estiman los analistas. Las Unidades de Movilización Popular (UMP), que reúnen a 160.000 milicianos integrados a las fuerzas de seguridad iraquíes, son acusadas de reprimir a las voces disidentes y de depender de Irán.
Analistas señalan que Sadr deberá buscar un acercamiento con la alianza Hashd en el proceso de negociación para formar gobierno y nombrar al primer ministro. La UMP deberá tener peso en el nuevo parlamento a través del apoyo de legisladores que se dicen independientes y entendimientos con Maliki.
Harith Hasan, del Carnegie Middle East Center, atribuye el éxito de Maliki a que tuvo “candidatos fuertes que resonaron con el electorado chiita, que lo asociaron con un estado chiita fuerte más que un estado dominado por milicias”. Maliki “atrajo votos de categorías sociales que se beneficiaron de la generosidad de su gobierno cuando había precios altos del petróleo”, escribió Hasan en un análisis publicado por Carnegie.