La muerte, ese misterio que ha fascinado a filósofos, científicos y religiones durante siglos, encuentra una nueva perspectiva en la teoría de Chris Langan, conocido como “el hombre más inteligente del mundo”. Este autodidacta, quien cuenta con un coeficiente intelectual estimado entre 190 y 210 puntos (muy por encima del promedio global de 90 a 119), plantea una idea revolucionaria sobre lo que sucede al morir: la muerte no sería el final, sino un tránsito hacia otra dimensión.
Según el Modelo Teórico-Cognitivo del Universo desarrollado por Langan, la realidad es una especie de “autoproducción” o autosimulación en la que cada persona vive en un sistema que se autoconfigura según su percepción. En este contexto, la muerte no representa un cese definitivo, sino una transición hacia una nueva etapa de existencia.
De acuerdo con esta teoría, al morir, una persona pasa a otra dimensión, conservando la posibilidad de llevar consigo los recuerdos de su vida anterior. Sin embargo, según Langan, no todos eligen recuperar estos recuerdos porque “no son necesarios”. Esta idea se basa en su concepción del tiempo como algo “multisimultáneo” y no lineal, permitiendo que diferentes procesos ocurran al mismo tiempo y en diferentes planos de existencia.
La vida como una simulación interconectada
Para ilustrar su teoría, Langan compara la vida con el funcionamiento de un ordenador. Así como un sistema puede realizar múltiples tareas simultáneamente, las vidas de las personas ocurren de manera paralela, interconectadas pero independientes. Al morir, explica, simplemente se cambia de “plano de simulación”, permaneciendo todo dentro de un mismo sistema universal controlado por una entidad superior.
Aunque Langan introduce conceptos científicos y filosóficos en su modelo, su visión también incluye elementos religiosos reinterpretados. Según él, Dios no es un ser ubicado en el cielo, sino “una entidad presente a nuestro alrededor”. Este Dios, según Langan, es una fuerza omnipresente que ordena y controla el universo, funcionando como el creador del sistema en el que vivimos. Para Langan, incluso es posible demostrar matemáticamente la existencia de esta entidad, que sería responsable de la conexión y funcionamiento de todo lo que conocemos.
Reflexión y debate
Aunque el propio Langan admite que su teoría no representa una verdad absoluta, su propuesta invita a la reflexión sobre conceptos tan trascendentales como la muerte, la vida y la conexión entre ambos. Su enfoque combina elementos de ciencia, filosofía y religión, generando interés y debate entre quienes buscan respuestas a los grandes misterios de la existencia.
Para muchos, sus palabras abren una puerta a nuevas interpretaciones de lo que significa vivir y morir.