En lo que representa el peor incendio de la historia de Los Ángeles, el fuego llegó a las colinas de Hollywood, una zona turística e icónica, a menos de dos kilómetros del Paseo de la Fama, Hollywood Boulevard y el centro de cultura, arte y comercio de la ciudad. Más allá de los esfuerzos de bomberos y brigadistas, las temperaturas más altas y menos lluvias hacen proyectar una temporada de incendios más extensa de lo habitual en el estado de California.
En total, en estos días se consumieron cerca de 12.140 hectáreas en Los Ángeles. Las autoridades locales y estatales informaron que más de 130.000 residentes recibieron órdenes de evacuación.
La expansión de las llamas a Hollywood Hills causó caos entre residentes y turistas, mientras helicópteros intentaban contener el siniestro desde el aire y las calles se llenaban de personas evacuando sus viviendas y hoteles o grabando el avance del fuego con sus celulares.
El Paseo de la Fama de Hollywood estaba lleno de gente y las calles alrededor del Teatro Chino de Grauman y de Madame Tussauds estaban atestadas por un tráfico intermitente.
El capitán retirado de los bomberos del condado de Los Ángeles, Bob Goodman, dijo a KTLA News que las brasas ardientes del incendio suponían un grave peligro para las estructuras cercanas.
“Los incendios de puntos cuesta abajo que podrían ocurrir en una zona muy densamente poblada es de gran preocupación”, dijo. “Hay mucha vegetación de carácter ornamental, palmeras, todo eso arderá fácilmente”.
Goodman instó a todos los residentes cercanos al incendio a evacuar inmediatamente, advirtiendo que los fuertes vientos podrían hacer que el fuego se propagara con notable rapidez.
Más de 1.000 edificios destruidos y cinco muertos por el incendio
Simultáneamente, los bomberos luchaban contra otros dos incendios masivos, el de Pacific Palisades y en Altadena.
El incendio de Palisades, el peor registrado en la historia de Los Ángeles, destruyó más de 1.000 estructuras, incluidos hogares, escuelas y negocios. En Altadena, el incendio de Eaton se cobró la vida de cinco personas y dejó en ruinas una extensa zona residencial, alimentado por vientos que lanzaban brasas a kilómetros de distancia.
En Palisades del Pacífico, el alcance de la destrucción es evidente: manzanas enteras han quedado reducidas a escombros, y lugares emblemáticos como la Escuela Secundaria Charter de Palisades y negocios históricos han sido consumidos por las llamas. Al mismo tiempo, los cortes de energía y la saturación del sistema de agua han dificultado los esfuerzos de los bomberos, que enfrentan ráfagas de viento de hasta 129 km/h y condiciones de sequía extrema que han avivado las llamas.
Las llamas avanzaron rápidamente hacia barrios acomodados como Calabasas y Santa Mónica, donde varias celebridades, entre ellas Mandy Moore y Billy Crystal, perdieron sus hogares. Crystal lamentó la pérdida de la casa donde vivió con su familia durante 45 años, describiéndola como un lugar lleno de amor y recuerdos que el fuego no puede borrar.
El presidente Joe Biden declaró emergencia federal tras reunirse con el gobernador Gavin Newsom, quien movilizó a la Guardia Nacional para reforzar las tareas de contención. Sin embargo, más de 330.000 personas permanecen sin electricidad, y el aire cargado de humo tóxico se extiende sobre la región, obligando a muchos residentes a usar mascarillas.
Indicó también que más de 7.500 bomberos están desplegados para combatir los incendios, junto con recursos como 1.100 camiones de bomberos, 31 helicópteros y 53 excavadoras.
La temporada de incendios, exacerbada por el cambio climático, parece no tener fin en California, donde las temperaturas más altas y la falta de lluvias prolongan el riesgo de fuegos devastadores incluso en pleno invierno. Este desastre consumió más de 108 kilómetros cuadrados, casi la superficie de San Francisco, dejando a Los Ángeles frente a una de las peores crisis ambientales de su historia reciente.
Pese a la devastación, la resiliencia de los afectados se mantiene firme. “Mientras todos estén vivos, todavía estás ganando”, expresó a AP Teddy Leonard, propietaria de un restaurante destruido en Malibú.
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