María de 17 años, Angelina de 18 y Krestina de 19 años son tres hermanas rusas que en julio de 2018 apuñalaron y golpearon a martillazos a su Mikhail Khachaturyan mientras dormía en un sillón.
Según declararon ante la Justicia, las hermanas actuaron de esa manera para terminar con años de torturas y violaciones que sufrieron por parte de la víctima.
El mes pasado, la justicia rusa determinó que las jóvenes habían sido “víctimas” de su padre, un hecho que sus abogados calificaron como un “avance” del caso.
Tras las declaraciones de la jóvenes, el Comité de Investigación abrió una causa penal contra el difunto Mikhail Khachaturyan, por cargos de agresión sexual, coacción para realizar actos sexuales y tortura.
En una entrevista para The Moscow Times, uno de los abogados de las hermanas Khachaturyan dijo que si se comprueba lo dicho por las jóvenes esperan que los cargos en su contra sean retirados.
“Esto es una prueba más de que fueron agredidas repetidamente a lo largo de varios años y de que su vida y su seguridad estuvieron en peligro”, dijo Parshin.
Hasta el momento, Krestina, Angelina y María están en libertad bajo fianza, pero aisladas. No pueden comunicarse entre sí ni con los testigos del caso o con los medios.
El apoyo de la sociedad
El caso conmocionó a Rusia y una vez que se conocieron los detalles de la investigación, miles de personas mostraron su apoyo a las hermanas.
Actrices, youtubers famosos y hasta la defensora de derechos humanos del Kremlin manifestaron su respaldo a las tres hermanas y aunque los medios rusos dieron varias versiones de lo sucedido, todos coincidieron en que las jóvenes sufrieron durante mucho tiempo palizas y abusos sexuales de su padre.
Según el canal de televisión “360º”, las hermanas habían planeado matar a su padre y lo atacaron cuando estaba en su sillón. “La menor lo apuñaló al menos 35 veces. La segunda de las hermanas empleó un martillo para romperle el cráneo, mientras que otra le tiró gas en la cara”, cita el medio ruso.
Abusos y torturas
Entres las muchas historias de terror que relataron las mujeres contaron que un día su padres les pidió que cepillaran a su perro, y después las obligó a comerse el pelo del animal mientras él miraba.
Las autoridades también descubrieron que Khachaturyan había puesto cámaras en la casa para así vigilar a la distancia a sus hijas cuando él no estaba.
“Creemos que no tenían otra opción. El padre condujo a las niñas a la desesperación, toda su vida fue un infierno continuo. No pueden compararse con personas sanas, tranquilas y equilibradas … [las] niñas desarrollaron enfermedades mentales graves, incluyendo el síndrome de abuso y el trastorno de estrés postraumático. Esto fue confirmado por todos los exámenes en el caso”, agregó el abogado Aleksey Parshin.
La justicia rusa las acusa de planificar la muerte de su padre. El cargo es por “conspiración para asesinar en grupo”, con una pena que tiene entre 10 y 20 años de cárcel.
En tanto, las defensoras de los derechos de las mujeres dicen que las hermanas deben recibir rehabilitación psicológica en lugar de una sentencia de prisión y exigen que el padre sea juzgado en forma póstuma.