Estados Unidos exigirá a partir del 26 de enero una prueba diagnóstica negativa en coronavirus a todas las personas que quieran ingresar vía aérea al país, para evitar el ingreso y la propagación de las diferentes cepas mutadas del virus.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) explicaron que la decisión se debe a la preocupación que suscitó el descubrimiento de nuevas variantes del virus en países como Reino Unido o Sudáfrica, cuyas tasas de contagio son entre 40 y 70% más veloces, por lo que la enfermedad se transmite con mayor facilidad, informó la agencia de noticias Europa Press.
“Las variantes del virus SARS-CoV-2 continúan apareciendo en países de todo el mundo, y hay evidencia de una mayor transmisibilidad de algunas de estas variantes”, señalaron los CDC a través de un comunicado.
La nueva variante del coronavirus se suma a la innegable gravedad de los estragos que generó la pandemia en Estados Unidos: sus más de 22,7 millones de contagiados representan casi un cuarto de los casos totales en todo el mundo, mientras que los 377.616 muertos son más del 19% de los óbitos globales.
“Con Estados Unidos aún en un estadio de surgimiento, el requerimiento de las pruebas para los viajeros por vía aérea ayudará a ralentizar la propagación del virus mientras trabajamos en vacunar a la población estadounidense”, agregó.
La prueba para entrar en Estados Unidos tiene que haberse realizado en los tres días anteriores a volar y el resultado deberá ser proporcionado por escrito -ya sea en papel o electrónicamente- a la aerolínea.
De haber tenido la enfermedad, el pasajero deberá presentar documentación que acredite que ya se recuperó.
Asimismo, los CDC puntualizó que las aerolíneas deberán confirmar que el test sea negativo y, en caso de que el pasajero no se haya sometido a uno, las compañías no podrán permitir su entrada en la aeronave, informado la cadena de televisión CNN.
El director de los CDC, Robert Redfield, señaló que si bien las pruebas diagnósticas no eliminan todo el riesgo, “cuando se combinan con un período de aislamiento y precauciones diarias, como usar mascarilla, pueden hacer que viajar sea más seguro, saludable y más responsable de reducir la propagación en aviones, aeropuertos y lugares de destino.