El día de las elecciones en Estados Unidos finalmente llegó, y 100 millones de personas ya han votado por correo o de forma presencial. Millones más debían votar este martes en persona y el ganador no se conocerá hasta bien entrada la noche.
Pero la contienda para lograr una mayoría de 270 votos electorales, obtenidos al ganar el voto popular en cada Estado, ha sido tan reñida que conocer al ganador podría exigir una espera hasta el miércoles o incluso más, y derivar en batallas legales sobre el recuento de votos.
Las cifras comienzan a llegar tras el cierre de los centros de votación a las 21 en dos estados, y van aumentando a medida que la hora de cierre se cumple en más estados.
La mayoría de los centros cierran a las 23 , a partir de cuando se inicia una ardua labor de recuento de votos durante las siguientes horas. Algunos distritos y estados informan más rápido que otros.
Varios, incluido California, el más grande, no cierran hasta las 1, y Hawái y Alaska votan hasta las 2 y 3, respectivamente. Dado que los sondeos ya indican claramente en qué dirección irán 38 de los 50 estados, la atención se centra en 12 estados clave.
Los primeros a ser seguidos atentamente son los estados orientales de Georgia, donde las urnas cierran a las 21 de Argentina ; Florida, donde, dependiendo del distrito, las urnas cierran a las 21 o 22; Carolina del Norte, donde las urnas cierran a las 21.30; y el estado occidental de Arizona, a las 23.00.
Según las proyecciones sobre los estados “decididos”, es posible que si Biden logra Florida y dos de los estados mencionados arriba, pueda ser considerado el ganador general de más de 270 votos electorales temprano en la noche.
Pero, basándose en proyecciones, incluso si Trump triunfa en los cuatro estados anteriores, el ganador general aún no estaría claro.
Oficialmente, el ganador de la Casa Blanca no se decide hasta que todos los estados hayan certificado su recuento de votos que, en virtud de los retrasos en las boletas enviadas por correo, podría ser de una semana o más en algunos lugares.
Pero los resultados de la contienda son típicamente “anticipados” por los principales medios noticiosos la noche de las elecciones, según sus propias tabulaciones de los totales informados, distrito por distrito.
Ellos anuncian quién es el ganador de cada estado, y finalmente de toda la elección, cuando parece que no hay una forma matemática para que un candidato supere su desventaja y el otro tenga el camino asegurado hacia el número mágico de 270 electores.
La aplastante victoria de Ronald Reagan en 1980 fue anunciada a las 22.15 del martes de elecciones. Pero en 2016, la victoria de Trump sobre Hillary Clinton solo se hizo evidente alrededor de la 3.30 del miércoles, cuando los recuentos mostraron que había ganado Pensilvania.
Aún así, Clinton solo reconoció la derrota una hora después de que Wisconsin cayera ante Trump. Y en 2000, la elección se redujo a quién ganó Florida, donde los candidatos se dividieron por unos pocos cientos de votos.
Los dos partidos lucharon legalmente durante semanas hasta que la Corte Suprema intervino y detuvo los recuentos, concediendo la elección a George W. Bush.
Podría ser en el entorno de las 1.00 o antes si Biden arrasa en los primeros informes de estados clave. De lo contrario, el tiempo dependerá de quién se haga con los estados clave posteriores. Y eso podría alargarse.
Problemas imprevistos podrían causar retrasos. Las autoridades electorales de Carolina del Norte anunció el martes que extendió la votación en cuatro distritos debido a problemas técnicos, lo que retrasará la entrega de resultados estadales al menos 45 minutos.
En Pensilvania y Michigan, dos estados muy preciados, el lento escrutinio de una gran cantidad de votos por correo podría retrasar el resultado hasta el miércoles o incluso más tarde.
Cualquier posible recuento de votos y juicios sobre los recuentos podría postergar aún más el nombramiento del vencedor, durante días o incluso semanas.
Ambas partes se han preparado para sostener peleas legales en varios estados donde una sentencia judicial favorable podría inclinar los resultados hacia uno u otro lado.
En Pensilvania, los republicanos se disponen a recurrir una decisión estatal de aceptar boletas por correo que lleguen hasta tres días después del martes. Dado que los demócratas son más propensos a votar por correo que los republicanos, estos quieren que se anulen esas papeletas.
En Texas, los republicanos buscan invalidar 127.000 votos en un bastión demócrata porque se emitieron en tiendas de campaña que supuestamente no están permitidas por las normas estatales.
Y en un distrito fuertemente demócrata de Nevada, los republicanos trataron de detener el recuento de votos por correo para poder examinarlos más de cerca, con miras a descartar algunos.