Ecuador se encuentra sumido en la conmoción y la incertidumbre después del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, un hecho sin precedentes que dejó al país en uno de los momentos más oscuros de su historia democrática. El gobierno declaró un estado de emergencia nacional mientras investiga el crimen, con fuerte militarización.
Fernando Villavicencio, un candidato presidencial de 59 años conocido por su denuncia de funcionarios públicos y empresarios supuestamente involucrados en actos de corrupción, fue abatido a tiros el miércoles al salir de un evento proselitista en un colegio del norte de la capital. Seis personas resultaron heridas en el ataque y uno de los presuntos asesinos murió en un tiroteo con la policía, según informó la Fiscalía.
Ante este trágico acontecimiento, dos de los aspirantes a la presidencia que se encuentran en los primeros lugares de las preferencias, Otto Sonnenholzner y Yaku Pérez, anunciaron que suspenderán eventos masivos para garantizar la seguridad de las personas.
El presidente Guillermo Lasso decretó tres días de luto nacional y el estado de excepción, lo que llevó a efectivos militares a movilizarse en todo el territorio nacional. Se realizó operativos en diversos sectores de Quito, donde se detuvieron a seis personas.
Alberto Dahik, exvicepresidente de Ecuador, describió este trágico suceso como la “hora más oscura de la democracia ecuatoriana en décadas”. Dahik comparó este acto violento con situaciones similares en otros países de la región, como Colombia y México.
En respuesta a la tragedia, el presidente Lasso ratificó la celebración de las elecciones presidenciales programadas para el 20 de agosto y afirmó que la democracia debe fortalecerse ante tal pérdida. Se atribuyó el asesinato de Villavicencio al crimen organizado, aunque aún no se proporcionaron más detalles sobre los posibles motivos y responsables.
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