La fila para llegar al banco de alimentos (Tafel) en Oberhausen, Alemania, es de casi una cuadra. Desde que empezó la guerra en Ucrania, cada vez más personas se acercan hasta allí los martes, el día de reparto para los ucranianos que huyeron de los bombardeos rusos. Por una suma simbólica de dos euros, los refugiados ucranianos pueden retirar lo que necesitan para comer y sobrevivir.
En comentarios a medios locales, el vicepresidente de la asociación que se encarga de organizar el reparto, Friedhelm Bever, indicó que la demanda también aumenta entre los clientes usuales: “Llegan familias en situación de emergencia, a las que no les alcanza el dinero o perdieron su trabajo. Muchas personas ya no pueden comprar alimentos debido al aumento de la inflación”, explica. En este momento, se trata de más de un siete por ciento de la población, una cantidad que no se veía desde hace décadas. El aumento de precios de los alimentos en Alemania afecta sobre todo a las personas más pobres.
Por su parte, Silvia Willershausen, presidente de la asociación, lo explica de este modo: “El coronavirus, los refugiados, la inflación: eso se nota”. Los voluntarios del banco de alimentos de Oberhausen apenas pueden con todo el trabajo. “Nuestros empleados trabajan bajo presión”, dice Willershausen. Antes eran 108 personas las que ponían en marcha la distribución de alimentos; ahora son solo 70. Muchos se fueron durante la pandemia, y no regresaron, explica.
El lunes es un día para los clientes usuales del banco de alimentos. En consulta a quienes allí estaban, una reportera de la cadena SER se acerca a un hombre que hace fila una vez más. “El banco de alimentos es muy pero muy importante para mí. Si no, no podría sobrevivir”, dice el hombre de 28 años, padre de un niño. Desde hace un tiempo está desempleado y viene a la Tafel para poder alimentar a su familia. “Cuando veo cómo aumentan los precios, tengo miedo de que el dinero no me alcance para nada. La electricidad está aumentando mucho; tenemos que pagar el aumento de la tarifa”, cuenta a SER.