Las playas de Barcelona están viendo un fenómeno que preocupa a muchos vecinos y hoteleros de la zona: turistas que duermen en la playa para evitar pagar los hoteles. Esto ocurre principalmente en la playa de la Barceloneta, donde incluso se levantan carpas de camping.
Muchos medios locales explican que también existen alternativas como dormir en barcos, o motorhomes, pero muchas personas eligen la opción más barata de dormir en la playa. Aunque esta práctica está prohibida, sigue aumentando, especialmente en verano, lo que ha generado respuestas diversas.
El aumento del turismo ‘low cost’ ha exacerbado esta problemática, ya que quienes duermen en la playa intentan ahorrar en alojamiento. Un vecino señaló: “Se nota que quieren ahorrarse la última noche de hotel”. Aunque hay sanciones de hasta 600 euros, en la mayoría de los casos la Policía solo emite advertencias, lo que muchos consideran insuficiente.
La Guardia Urbana interviene, pero según los residentes, llega tarde en la mañana. A pesar de las multas, la situación se repite a diario en la Barceloneta, y algunos vecinos critican la falta de control por parte de las autoridades.
La polémica también tiene una raíz económica. Los altos precios de los alojamientos en Barcelona son parte del problema, según explicó una mujer: “No me extraña que la gente recurra a estas soluciones por lo caro que está todo”. No obstante, hay quienes destacan los riesgos y el malestar que genera dormir en la playa, como el peligro de robos, que ya han afectado a algunos.
Un residente comentó: “Dormir en la playa es incómodo y peligroso. Conozco gente que ha sido robada por hacerlo”. Sin embargo, la cuestión divide a la opinión pública, ya que algunos piensan que las restricciones son exageradas.
En las playas españolas este tipo de acciones pueden llevar sanciones elevadas. Orinar en la playa, por ejemplo, se castiga con multas que pueden llegar a los 1.500 euros en destinos como Marbella (Málaga).
Algunas playas del sur de España también han prohibido el uso de parlantes, imponiendo sanciones de hasta 700 euros a quienes no respeten la norma. Estas medidas buscan preservar la tranquilidad de las playas y evitar el comportamiento que afecta la experiencia de los demás visitantes.
En las Islas Canarias y Baleares, la recolección de ostras marinas está estrictamente prohibida. Quienes no cumplan esta norma pueden enfrentarse a multas de hasta 3.000 euros. Esta restricción tiene como objetivo proteger el ecosistema marino y evitar la explotación de recursos naturales en las costas.
Por otro lado, actividades recreativas como organizar torneos de vóley playa o jugar con palas, aunque parezcan inofensivas, también pueden resultar en multas considerables, que alcanzan los 700 euros, si no se cuentan con los permisos necesarios.