Los ministros de Exteriores de cinco países centroeuropeos reforzaron ayer en Praga su compromiso de ayudar a Ucrania y a los refugiados de la guerra, al tiempo que confirmaron sus desacuerdos sobre un posible embargo energético contra Rusia. Mientras que los representantes de la República Checa, Eslovaquia y Eslovenia defendieron la necesidad de cortar lo antes posible la dependencia de Rusia en el sector del gas y petróleo, Austria y Hungría confirmaron una vez más su rechazo a la medida. El anfitrión del encuentro informal del llamado grupo Central 5 (C5), el ministro checo de Exteriores, Jan Lipavský, destacó que Europa y el mundo enfrentan en Ucrania una guerra “sin precedentes”.
Según Lipavský, la UE no puede permanecer en silencio ante lo que sucede en Ucrania, un país que su opinión debería entrar lo antes posible en la Unión Europea. “Es una decisión política y no podemos dudar a la hora de tomar esa decisión”, indicó en la reunión que se celebró en el día de ayer, martes 12 de abril. Lipavský anunció que la República Checa centrará su presidencia semestral de la UE –que comenzará el próximo 1 de julio– en la crisis de Ucrania y en los refugiados de la guerra.
Estos países, además de depender de la energía rusa, son los que más afluente de ucranianos están recibiendo, por ser limítrofes con la zona de conflicto. A propósito de ello, el ministro checo propuso la creación de un fondo posbélico para la reconstrucción de Ucrania, lo que en su opinión requerirá una “conferencia de donantes” durante la presidencia checa en el segundo semestre del año. Uno de los grandes objetivos de su presidencia comunitaria, dijo Lipavský, será frenar las compras de petróleo desde Rusia. “En nuestra presidencia queremos parar las importaciones de petróleo de Rusia”, aseveró el ministro.
Por su parte, el presidente de eslovaquia Ivan Korcok, mostró su apoyo a esa exigencia: “Queremos cortar los suministros, porque con la factura del combustible les ayudamos (a los rusos) a financiar la guerra”. “Pero esto no se puede hacer de un día para otro”, reconoció el jefe de la diplomacia eslovaca, cuyo país está apoyando a Ucrania incluso con el envío de armamento, igual que la República Checa. La República Checa presidirá la UE por segunda vez desde 2009, cuando también se vivió un conflicto en torno al gas ruso, ya que el impago de facturas por parte de Ucrania provocó un corte temporal de los suministros enviados por Moscú hacia Europa.
Hungría, por otro lado, declaró que, si bien ha suscrito los cinco primeros paquetes de sanciones económicas contra Moscú, sigue rechazando un embargo energético, ante la gran dependencia que tiene de Rusia. “Apoyamos estas medidas, pero tenemos aquí una nota en número rojo: la seguridad energética de Hungría. No podemos firmar sanciones relacionadas con el crudo o gas natural”, aseguró el ministro de Exteriores magiar, Péter Szijjártó.