En las últimas horas, un ex empleado de un hospital de Wisconsin, Estados Unidos, que destruyó a propósito más de 500 vacunas contra el coronavirus fue condenado a tres años de prisión.
Steven Brandenburg, de 46 años y residente de Grafton, se declaró culpable en febrero de dos cargos graves de intento de manipulación de un producto para el consumidor. Admitió haber sacado intencionalmente durante horas las dosis fabricadas por Moderna de un refrigerador en el Centro Médico de Aurora, en Grafton, justo al norte de Milwaukee.
En un comunicado publicado antes de recibir su castigo, Brandenburg dijo estar “muy avergonzado’' y que aceptaba la responsabilidad por sus acciones. El periódico The Milwaukee Journal Sentinel reportó que el hombre pidió disculpas a sus compañeros, a su familia y a la comunidad.
La mayor parte de las dosis manipuladas fueron destruidas posteriormente, pero después de que 57 personas ya habían sido inoculadas con parte de ellas. Se cree que esas dosis aún fueron efectivas, pero algunas de las personas vacunadas pasaron semanas de incertidumbre, ira, ansiedad y angustia, de acuerdo con unos documentos procesados en el tribunal.
Los fiscales pidieron una pena de tres años y cinco meses de prisión. Brandenburg enfrentaba un castigo máximo de 10 años tras las rejas y multas de 250.000 dólares por cada delito.
Brandenburg ha admitido haber inventado teorías de la conspiración y asegurado que él es un profeta y que las vacunas son producto del diablo. También expresó la creencia de que la Tierra es plana y que los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron falsos.
Recientemente, Brandenburg sustituyó en secreto con solución salina una vacuna contra la influenza que él estaba obligado a recibir y convenció a varios compañeros de trabajo a que también cambiaran en secreto la vacuna contra la influenza, según los documentos judiciales.