Un dictamen de ingeniería de 2018 reveló que el edificio de condominios frente al mar que se derrumbó días atrás cerca de Miami tenía “daños estructurales significativos’' en una losa estructural de concreto debajo de la cubierta de la piscina, que requería reparaciones exhaustivas.
El informe figuraba entre una serie de documentos publicados por la ciudad de Surfside mientras los rescatistas seguían excavando el sábado entre los escombros del edificio en un esfuerzo por encontrar a alguna de las 159 personas que siguen sin aparecer tras su derrumbe. Al menos cuatro personas murieron.
Aunque el informe de la firma de ingeniería Morabito Consultants no advirtió sobre el peligro inminente del daño, y de que aún no está claro si alguno de los daños observados fue responsable del colapso, sí señaló la necesidad de obras extensas y costosas para reparar el daño sistémico con el edificio.
Dijo que la impermeabilización debajo de la plataforma de la piscina tenía fallas y que se había colocado incorrectamente en forma plana en lugar de inclinada, evitando que el agua escurriera.
”La impermeabilización fallida está causando un daño estructural importante a la losa estructural de concreto debajo de estas áreas. Si no se reemplaza la impermeabilización en un futuro cercano, la extensión del deterioro del concreto se expandirá exponencialmente’', advirtió el informe.
El informe también descubrió “abundantes grietas y desprendimientos’' en columnas, vigas y muros de hormigón en el estacionamiento. Algunos de los daños fueron menores, mientras que otras columnas tenían barras de refuerzo expuestas y deterioradas.
También señaló que muchos de los intentos anteriores de los administradores del edificio para reparar las columnas y otros daños con epoxi se vieron empañados por la mala mano de obra y que estaban fallando.
Debajo de la plataforma de la piscina “donde se inyectó epoxi a la losa, surgieron grietas nuevas de las grietas reparadas originalmente’', según el informe.
En el sitio donde una vez estuvo el edificio Champlain Towers South, multitudes de rescatistas utilizaban maquinaria pesada, cubos pequeños, drones, micrófonos y hasta sus propias manos para avanzar entre los restos del inmueble de 12 plantas.
El sábado, se pudo ver una grúa quitando grandes pedazos de escombros de una pila de más de 10 metros (30 pies) de alto en el lugar. Mientras tanto, los bomberos seguían lidiando con el humo que seguía ardiendo debajo de los escombros.
La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, dijo la madrugada del sábado a la estación WPLG que no hubo cambios en la cantidad de personas que aún están desaparecidas. “Mantenemos el estatus quo’', dijo.
“Tengo la esperanza de que este sea un día en el que tengamos un avance importante’', agregó.
Cava dijo previamente que los rescatistas corrían un “riesgo extremo’' al moverse entre los escombros. “Les están cayendo escombros mientras hacen su trabajo. Tenemos a ingenieros estructurales en el lugar para asegurarnos de que no se lesionarán, pero siguen adelante porque están muy motivados’', afirmó.
Rachel Spiegel estaba ansiosa por tener novedades sobre su madre, Judy Spiegel, de 66 años y que vivía en la sexta planta. “Sólo estoy orando para que ocurra un milagro’', dijo Spiegel. “Estamos desconsolados con el simple hecho de que ella estuviera en el edificio’'
.Jeanne Ugarte se estaba haciendo a la idea de un final trágico de sus viejos amigos Juan y Ana Mora y su hijo, Juan Jr., quien visitaba a sus padres en su departamento en la torre. “Sé que no los van a encontrar (vivos)’', dijo Ugarte.
“Ha pasado demasiado tiempo’'. Las esperanzas descansaban en lo rápido que los equipos pudieran completar la dura pero delicada tarea en Surfside, a unos pocos kilómetros (millas) al norte de South Beach, Miami.
”Cada vez que oímos un sonido nos concentramos en esa área’', informó el subjefe del departamento de bomberos de Miami-Dade, Raide Jadallah. “Podría ser solamente acero que está retorciéndose, escombros que caen, pero no específicamente sonidos de golpeteos o una voz humana’'.
Zarandeadas por vientos intensos y chubascos intermitentes, dos grúas pesadas retiraban escombros de la pila empleando sus grandes cazos, creando un estruendo por el choque entre vidrio y metales y dejando neblina sobre el lugar.
Una vez que las máquinas se detenían, bomberos con mascarillas de protección y cubos rojos subían encima de la pila para retirar a mano los trozos más pequeños, con la esperanza de hallar sitios donde pudiera haber gente atrapada. En un estacionamiento subterráneo, rescatistas con el agua hasta las rodillas utilizaban herramientas eléctricas para ingresar al edificio desde abajo.