Los elecciones para renovar el Congreso de EE.UU. dejaron un gusto amargo en el Partido Demócrata, cuyas chances de pasar a controlar el Senado se reducían en función de los resultados, que avanzaban hacia extender dos años más su dominio de la Cámara de Representantes, pero con una mayoría menos holgada. La sólida defensa de sus bancas del Senado exhibida por los republicanos en múltiples estados no excluía del todo, sin embargo, la posibilidad de un triunfo final de los demócratas, ya que seguían sin definirse escaños clave en Carolina del Norte, Michigan y Alaska, y al menos uno por Georgia irá a balotaje en enero.
Los demócratas necesitan una ganancia neta de tres de las 100 bancas del Senado para arrebatar la cámara al Partido Republicano en caso de que su candidato Joe Biden gane la Casa Blanca, ya que, en un escenario de empate en 50 votos por bando, el vicepresidente emite el voto decisivo.
Si Biden no gana la presidencia, a su partido le serán necesarios cuatro escaños de ganancia neta sobre el total de 35 que se pusieron en juego.
Ayer los demócratas se aseguraban dos bancas que precisaban sí o sí en Colorado y en Arizona, pero perdieron un escaño por Alabama y los republicanos lograban defender el resto de los suyos.
El actual líder de la bancada republicana del Senado, Mitch McConnell, dijo que los candidatos a senadores del partido se habían beneficiado de la popularidad y del respaldo del presidente. No obstante se despegó sutilmente de Trump, cuando ayer intentó proclamarse ganador de las presidenciales pese a que no hay un claro vencedor. “Afirmar que uno ganó la elección es algo diferente que terminar el recuento”, señaló el senador, quien fue reelegido por séptima vez.
Los demócratas “desperdiciaron un montón de plata”, dijo el senador y veterano político republicano Lindsey Graham tras renovar su banca por Carolina del Sur ante el afroestadounidense Jaime Harrison.
El decepcionante desempeño fue para algunos demócratas una clara señal de la necesidad de modificar la estrategia del partido para acercarse a los votantes. “Es tiempo de un enfoque diferente”, dijo John Hickenlooper, un exgobernador demócrata por Colorado que desbancó al senador republicano Cory Gardner.
Controlar el Senado es vital para el ganador de la presidencia. Los senadores confirman a los ministros y a otros funcionarios nominados por el presidente, y pueden facilitar o bloquear la agenda de la Cámara de Representantes.
Los republicanos llegaron a los comicios con una mayoría en el Senado de 53 bancas contra 47, y aunque los demócratas dieron una fiera pelea en bastiones oficialistas de costa a costa, el balance de fuerzas en la cámara sería muy diferente del anterior a las elecciones.
Los resultados parciales de los comicios para renovar la Cámara de Representantes también fueron agridulces para los demócratas. Aunque todo indicaba que retendría su control, su mayoría se había achicado hoy en al menos siete bancas. Ayer a la media tarde, las únicas ganancias de los demócratas eran una banca por Iowa y dos por Carolina del Norte, que representantes republicanos dejaron vacantes tras un fallo judicial que obligó a rediseñar los distritos electorales del estado.
“Estoy muy orgullosa de poder decir que conservamos la cámara”, dijo la demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que continuará como líder de este hemiciclo dos años más.
*Fuente: New York Times.
