El martes por la noche, cuatro ciudadanos marroquíes que solicitaban asilo se fugaron del aeropuerto de Barajas, España. La maniobra de escape fue lograda a través de un agujero en el techo de una de las salas de acogida. Hasta el momento, se desconoce el paradero de los migrantes.
Según fuentes del Ministerio del Interior español, los hombres accedieron a la azotea del edificio y consiguieron su cometido. Desde entonces, están siendo buscados por la Policía Nacional, mediante un gran operativo para dar con su ubicación. Sin embargo, las medidas de seguridad en las instalaciones del aeropuerto no pasaron desapercibidas.
Fuentes sindicales criticaron duramente la infraestructura de la empresa Aena, calificándola de “insuficiente e insegura” para custodiar a los solicitantes de asilo. También señalaron que la falta de seguridad podría desembocar en un “incidente crítico”, ya que los fugados podrían acceder a zonas restringidas del aeropuerto.
“Pueden salir a las pistas o a varios sitios en los que podrían hacer peligrar la seguridad”, indicaron, mientras que aseguraron que “no se puede estar trabajando en estas condiciones”.
Sin embargo, el incidente no es el primero que levanta preocupaciones sobre las condiciones en las salas del aeropuerto de Barajas. Las organizaciones humanitarias denunciaron previamente las situaciones de hacinamiento e inseguridad en las que se encuentran los solicitantes de asilo.
Según datos sindicales, en una de las salas se encuentran actualmente 46 solicitantes de asilo y 27 inadmitidos, mientras que en otra sala habilitada provisionalmente hay 18 menores y 52 mujeres. En la sala número 4, se reportaron 78 personas.
La fuga coincide con un intento fallido del Ministerio del Interior, el pasado lunes, de deportar a un grupo de ciudadanos saharauis que permanecen retenidos en Barajas. El accionar permitiría que 35 personas viajen en un vuelo programado, pero un grupo menor de solicitantes de asilo se negó a subir al avión. De esta manera, continuó en las dependencias del aeropuerto.
